El Imperio del Sol Naciente
-MÁS QUE UNA MARCA-
El viaje a
Sumatra fue sorpresivo, así como el hecho de que no sabíamos hasta dónde
podíamos llegar si íbamos a Japón.
El sueño de
Maga con respecto a las aguas de Baikal, fue muy fuerte para los cuatro, y
creímos que era necesario abandonar el más lejano oriente, y disponernos a
ingresar directamente a Tibet, camino a Siberia. Pero sorpresivamente, Japón
fue inevitable.
Es uno de
los países más caros del mundo, y nuestro agente, Jordi, ya había pagado todo…
no ir era un desperdicio en el camino. Además, comenzamos a observar que
nuestro llamado de ayuda, había sido bien escuchado, y gracias al apoyo de la
gente que sigue el camino, pudimos seguir sin problemas.
Como en todos
los sitios, no sabíamos muy bien qué nos llevaba a Japón, pero estábamos
seguros de que si estaba en el camino, es porque algo importante había allí que
descubrir.
- Llegada a Tokio -
Primera Impresión
Al llegar a
Japón algo nos sorprendió: todo nos recordaba a los años 50 o 60. Parecía que
uno de los países más avanzamos del mundo, no había evolucionado tanto en
tantos otros aspectos.
La gente
era muy amable, pero distante, y muy pocos sabían comunicarse en inglés.
Cientos de personas con barbijos fue lo más impactante, hasta incluso venderse
con bocas graciosas dibujadas... Los nipones parecen ser muy respetuosos de
todo… de los demás y de la naturaleza, son un pueblo con una firme doctrina y
de respeto por las tradiciones. Pero a la vez, mantienen algo en su ser que los
hace diferentes y distantes, incluso peligrosos para el medio, cuando en
realidad, su cultura, vive por su cuidado. El confort es la clave de Japón,
algo que pudimos observar en sus extraños inodoros, llenos de botones y
controles manuales. Intentan mantener todo en orden, tanto, que llegan al
exceso del perfeccionismo: no hay margen
para el error.
Hubo una
tarde en que nos metimos mal en una rotonda, y eso nos tomó 40 km para poder
volver a retomar el camino que realmente queríamos. Sumado a eso que no hay
carteles más que en japonés…
Son un
pueblo orgulloso de sí mismos y de lo que tienen y han logrado, y no se
permiten equivocarse, o eso significaría la deshonra.
Pero así y
todo, parecía ser la imagen gris de un pueblo que sólo pudo avanzar tecnológicamente,
pero que no pudo modernizarse en otros aspectos: los peajes, aeropuertos,
negocios, hoteles, todos tenían una apariencia avejentada y de abandono que nos
era impensado antes de llegar allí.
Pero entre
toda esa realidad que nos extrañó, todo fue acallado al ver, de camino al
hotel, el magnífico Monte Fuji aparecer entre las colinas… imponente.
HISTORIAS QUE ARMARON EL CAMINO
Japón en
nuestro primer día, nos dejó a la vista varias muestras de lo que nuestro
Camino significaba en estas tierras. Por más que muchas de ellas no las hayamos
aún comprendido, sentimos que debíamos compartir aquellas interpretaciones que
se nos ofrecieron en nuestra estadía.
Ise e Izu… el Camino más lejano de Issa
Una de las
tramas que nos llevaban a Japón, era el Monasterio
de Ise, construido por la princesa Yamato
Hime no mikoto en el siglo IV antes de Cristo, para la Diosa de la
Sabiduría Amaterasu, para quien hizo un complejo de templos junto a un
río, en la bahía de Ise, y donde sentimos una gran relación con la imagen de
Issa, por la cual estábamos en cierta forma haciendo este Camino.
Pero no
habíamos calculado algo. La agencia de Japón, nos había ubicado en un hotel que
estaba en el medio de un cráter volcánico que hace demasiado tiempo está
inactivo, el volcán Hakone, del cual se tarda muchísimo en salir para ir a
cualquier lado… Es así que nos dimos cuenta que el viaje de 4 horas de ida
hasta Ise que habíamos calculado intuyendo que estaríamos en la ciudad de Fuji,
se convirtieron en 6 horas ida y 6 vuelta desde el Hotel, lo cual se nos hacía
imposible de conducir en un solo día.
De repente
vimos que nuestra visita al Santuario de Ise se veía frustrada, y no podríamos
seguir.
Esto nos
llevó a que desde las 6 de la mañana nos pusiéramos los 4 a buscar información
sobre la región, ya que sabíamos que ese día no era el de la entrega de la
Llave ni de la visita al monte Fuji.
En esas
horas de la mañana, fue cuando comenzamos a descubrir una cantidad enorme de
historias, información y relaciones que nos llevaron a sorprendernos aún más
con la razón de nuestro viaje a Japón.
La primera
de las claves que nos dejó tranquilos, fue que mirando en Google Earth descubrí
que a no más de 40 km teníamos una península que se llamaba Izu,
lo que nos hizo resonar mucho con Ise. Lo interesante de Izu, es su extraña
forma, la cual desde hacía años me interesaba, y que su significado era Agua, el elemento con el que se
relaciona a los dragones de Asia.
Claramente,
como siempre, lo que programábamos era desechado para cumplir con los tejidos
que se habían programado hace mucho más tiempo…
La Historia de la Creación
Uno de los dioses primarios de la cosmología nipona, es Kunitokotachi, el dios que da lugar a
la creación, y según ellos, vive dentro del Monte Fuji. Algo que nos llamó
mucho la atención sobre el monte, es que por más que suene a masculino,
representa a la feminidad, llamada Segen
Sama. Podría decirse que allí es donde se unen las dos fuerzas femenina y
masculina, la montaña y el cielo, que juntos, dan origen a la creación del
mundo.
Kunitokotachi y Segen Sama, nos
recuerdan a entidades, junto a los otros dioses que no se nombran, que
provienen de otras constelaciones y que se reúnen en lo más alto del monte para
ordenar el mundo… el monte Olimpo se nos viene a la cabeza como un símil del
Fuji japonés. Sitio desde donde los antiguos extra terrestres controlaban los
sistemas de la tierra tras haber llegado desde el cielo.
Los hermanos de la creación
Kunitokotachi, junto a otros dioses, debe poner orden en
nuestro mundo, pero por una razón desconocida, todos los dioses desaparecen,
hasta que él logra crear dos seres, llamados Izanagi (el hombre) e Izanami
(la mujer), quienes se asemejaban a humanos, y les encarga poner orden en el
mundo en caos.
Ambos se acercan al mundo a través del puente que conecta el
Cielo con la Tierra, un puente de Arco Iris desde donde se observa las
penumbras del planeta. Su Padre Celestial, les ofrece a los dos uno de los
objetos de la creación: la Gran Lanza.
Con ella, ellos tienen el mandato de ordenar la Tierra. Así, Izanagi clava la
Lanza en el océano, y de las gotas que cayeron al sacar la lanza apareció una
isla.
Para llegar al mundo terreno y poder procrear, deben crear un
gran pilar que une la tierra con el cielo, y deben bajar a su alrededor uno por
cada lado. Lo curioso, es que solamente podrían procrear si bajaban separados y
lograban encontrarse y unirse al llegar abajo.
Cuando se encontraron, Izanami tomó la palabra sobre la
tierra, y juntos tuvieron dos hijos, pero ambos nacieron deformes, situación
que descontenta a los padres, por lo que horrorizados, envían a sus hijos al
mar, en una balsa; ante esto, acuden a los dioses padres para cuestionar sobre
sus hijos… y ellos responden que eso había sucedido porque quien había hablado
primero, fue la mujer, cuando debía en realidad ser el hombre quien dijese las
primeras palabras.
Ellos crean
a dos seres, femenino y masculino… Izanagi
e Izanami, los cuales tienen el
mandato de ordenar y procrear… son tal vez la vívida imagen de nuestros Adán
y Eva… aunque un detalle nos llama la atención… Ella es la que habla
primero… claramente no era Eva, sino Lilith,
la primer mujer de Adán, amada por él, pero poderosa y firme, difícil de
controlar por los demás. Ella tiene hijos deformes… según la historia antigua
de Lilith, ella también tiene hijos deformes como castigo por hablar por encima
del hombre… Según mis recuerdos, sus hijos son deformes por tenerlos con el Anunaki que regía el norte de África,
con quien cuya genética no era compatible. Luego vuelven y ella sí puede tener
hijos… pero aquí la historia se entrecruza.
Entonces vuelven a la tierra, y el hombre se dispone a
hablar… así es como pueden al fin tener sus primeros hijos. Otra correlación a esta
historia, es que los primeros hijos de Adán, eran Abel y Caín, los cuales por
celos no dieron fruto, pero posteriormente (tal vez cuando aparece Eva en la
historia), pudieron tener un tercer hijo, cuyo nombre era Seth (¿casualidad que este nombre sea el mismo que posee el Dios
del inframundo egipcio, con cabeza de serpiente?) y quien sí nace bien y logra
dar fruto.
Los mismos, son dioses elementales, a los que llaman Kami, 8
de los cuales formaron las primeras islas de Japón. Pero uno de los partos fue
terrible para Izanami, ya que éste la llevó a la muerte.
Fue el parto del Kami de Fuego.
Para ella, los dolores fueron los mismos que parir a un volcán en erupción, y
esto provocó su muerte agonizante. Izanagi no toleró esta situación pues amaba
profundamente a Izanami, y por eso arriesgó su vida descendiendo a Yomi-Tsu-Kuni, el Mundo de las Raíces,
o Inframundo, para encontrarla y traerla de vuelta.
Allí pudo encontrarla, pero ella le dijo que no podía verla
hasta salir del Inframundo. Por eso se colocó detrás, y caminaron hacia la
superficie, pero Izanagi era tan curioso, que miró hacia atrás, lo que hizo que
la diosa-humana se transforme en un horrendo demonio que lo atacó. Él logró
huir y tapar las puertas del Inframundo, y apenado se bañó en un río para
limpiarse la basura de las penumbras.
Cuando muere por parir, es también una especie
de castigo… según los nipones, es un fuego el que la mata, llevándola al
inframundo. No sé si recuerdan el mito de Perséfone
de la Grecia Antigua… en que ella es raptada por Hades, dios de los Infiernos,
y la convierte en la diosa del Inframundo… pero más aún, la historia nos
recuerda a Orfeo y Eurídice. Ella
también es un ser mitad humano, una ninfa, quien se enamora de Orfeo, quien
posee una lira… (¿constelación Lira?) y que tras escapar del enemigo de su
esposo, es mordida por una serpiente (¿fuego?) lo que la lleva al Inframundo.
Perséfone le permite irse con Orfeo, pero éste no debe mirarla nunca hasta
salir de allí, pero por curioso lo hace, y ella es quitada de sus manos y nunca
más la recupera… otra historia en paralelo.
El baño que toma al salir, provocó el nacimiento de tres de
los dioses más importantes de Japón: Amatersaru,
Susanowo y Tzukuyomi. Durante la
purificación, de su ojo izquierdo
nace la diosa Amaterasu, diosa de la
Sabiduría y del Sol, mientras que de su nariz, nace Susanowo, quien convierte en el dios del Mar, así como Tsukuyomi, es el dios de la luna y la
noche, nacido, posiblemente, de un espejo que su padre poseía en el brazo
izquierdo.
Izanagi y su ojo izquierdo: esto fue
muy llamativo. Amaterasu, diosa de la sabiduría, nace de parte de la cabeza de
su padre divino… igual que Atenea
nace de la cabeza de Zeus… pero
sobre todo, del ojo izquierdo…
Los nombres
de Izanagi e Izanami nos resuenan a Iza (Issa)… algo que nos remonta a
la historia de la madre del famoso dios Horus, al cual desde Sumatra veníamos siguiendo el rastro. Y
enseguida recordamos: Horus perdió su
ojo izquierdo en una batalla contra Seth,
el dios del Inframundo, lo cual le otorgó la Sabiduría de la verdadera Visión
(¿Amaterasu?)… pero eso no es todo… El padre de los Cielos de la mitología
nórdica, Odin, también perdió su ojo
izquierdo, pero su historia cuenta que él mismo se lo arrancó para poder
obtener la visión plena de la sabiduría divina, por eso su imagen es
representada con un parche en su ojo izquierdo, como Horus, además de que ambos
dioses, como Izanagi, poseen una larga Lanza con la que rigen el orden del mundo…
¿Todo esto no es demasiado obvio? ¿Que a miles de kilómetros, las mismas historias de dioses, humanos, hijos, amantes, padres se entrecrucen de tal forma que no se entiendan pero que todas tengan la misma esencia?
¿Todo esto no es demasiado obvio? ¿Que a miles de kilómetros, las mismas historias de dioses, humanos, hijos, amantes, padres se entrecrucen de tal forma que no se entiendan pero que todas tengan la misma esencia?
Algo nos
estaba queriendo contar una historia que nos ayudaría a comprender más cosas
sobre la unión de nuestro mundo en la antigüedad, pero es algo que nos tomaría
aún mucho más tiempo en hilvanar.
Una Historia que nos mostró la nuestra
Lo
interesante de este nacimiento, es la historia que surge entre los hermanos
Amaterasu y Susanowo.
Susanowo era un ser envidioso, que no estaba de acuerdo con
que su padre lo haya convertido en el dios del Mar, mientras su hermana tenía
la fuerza y dominio del Sol y la Sabiduría Divina. Esto llevó a que él
detestase a su hermana, lo que hacía que siempre intentase quitarle todos sus
poderes.
Cuenta la historia que la peor acción de Susanowo, fue cuando
creó una competencia en los cielos para ver quién de los dos hermanos podían
crear al ser más perfecto. Uno toma del otro un objeto, y crean a partir de él
bellos seres. Amaterasu, de la espada de Susanowo crea a tres hermosas
doncellas, las cuales son las Tejedoras
de la Red Cósmica de la Realidad, y él crea a 5 seres de una cuerda de su
hermana. Pero por la perfección de las doncellas, Amaterasu es considerada
victoriosa. Esto enfada al dios del Mar, lo que hace que tome el Caballo
Celestial y lo lance a las Tejedoras. El desastre que genera provoca la muerte
de dos de las doncellas, mientras la última, de tal susto, se suicida
clavándose una estaca del hilar en el útero.
Ante tal desastre, Amaterasu huye horrorizada y se esconde en
una cueva (posiblemente una de las cuevas del Fuji), y no vuelve a salir.
Por este comportamiento, el dios es exiliado del cielo y
enviado al mundo terrestre como castigo.
En el cielo había un problema, la Diosa de la sabiduría
estaba oculta, y no había sol que ilumine, por lo que los dioses organizan una
fiesta en la que toman un enorme espejo y se acercan a la cueva queriendo
llamar la atención de la Diosa. Desde afuera, gritaban que estaban sorprendidos
porque ahora en el cielo había una diosa mucho más brillante y poderosa que
ella, y querían todos que salga de la cueva para verla. Esta noticia alarmó a
Amaterasu, y ésta se asomó, sorprendida por semejante brillo que venía desde
fuera. Al salir, todos se pusieron contentos, como ella misma, al ver que ese
gran ser que veía, no era más que su propio reflejo.
Los dioses pusieron frente a la cueva este enorme espejo para
que ella siempre pudiera verse reflejada. Ese espejo, es el Lago Espejo llamado
en japonés el Kamanakako.
La
respuesta estaba en este Lago. El Kamanakako representaba uno de los tres
pilares de la divinidad, el Espejo de los dioses. Supimos que ese era uno de
los puntos donde podíamos observar y conectarnos con el reflejo de la
divinidad, el lago donde se ve al monte Fuji doblegado hacia la tierra y hacia
el cielo.
Mientras esto sucedía a Amaterasu, Susanowo vivía otra
situación. Su viaje por la Tierra lo llevó a encontrarse con una familia
desesperada porque un dragón se comía a todas sus hijas. Al ver esto, él
acuerda con los padres que los ayudaría si se casaba con la última hija. Así,
manda a construir una casa, con ocho puertas, con ocho mesas, con ocho
barriles, y en uno de ellos coloca un licor ocho veces macerado, y este dragón,
de ocho cabezas y ocho colas, bebe del licor, y Susanowo aprovecha la
situación, y mata al dragón. Al hacerlo, en una sus colas encuentra una espada,
que es obsequiada a Amaterasu, tal vez como símbolo de arrepentimiento.
¿Y los
tantos 8 que se repiten?? Diego unió
todos… 88.888, lo que nos da aproximadamente Tres Ciclos Galácticos… qué nos
indican estos ciclos, estas claves? Sería cuestión de seguir descubriéndolo en
el andar.
El orgullo de Fuji
Una
historia que representa a Japón en su totalidad, es el conflicto originado
entre el Monte Fuji y su hermano, el monte Hakone.
Hakone era alto como su hermana Fuji, y siempre se disputaban
quién era el más alto. Un día hicieron una competición, entonces un Buda bajó
con un tubo lleno de agua, y colocó los extremos en cada punta de los volcanes.
si el agua corría hacia uno de los dos montes, entonces el opuesto sería el
ganador. La sorpresa fue que el agua corrió hacia el monte Fuji, dejando
victorioso a Hakone, lo que enfadó tanto a la diosa, que con una enorme vara
partió la cabeza de su hermano en 8 pedazos, quedando ella victoriosa.
Desde ese
momento, Fuji fue el emblema para los japoneses, la superación, la victoria, el
orgullo… algo que más tarde nos dejaría una moraleja sobre este pueblo.
Analizando la Historia
Ahora bien,
un momento… no sé si alguien sabe sobre mitologías antiguas… pero todas estas
historias… ¿no les hacen recordar a otras mitologías a miles de kilómetros de
Japón?
Cuando
nosotros leíamos todas estas historias, no podíamos dejar de pensar en miles de
relaciones que hallábamos a cada instante en cada párrafo.
Gaby decía
que no había encontrado un libro que hablase de estas relaciones, y que le
parecía increíble poder encontrar tantas relaciones.
Muchas de
las similitudes, por el momento, no logran tener una clara y directa relación entre
sí, pero estamos seguros que todas son una parte importante dentro de este
rompecabezas que estamos armando juntos. Por eso también, el compartirlo, nos
ayudará a que quienes lo lean, puedan ayudarnos a relacionar estas historias y
terminar de armar un eslabón que nos indique la línea que estamos siguiendo en
el reconocimiento de la historia y su energía.
Este es el
primer paso de un camino de largas mitologías que nos muestran que no fueron
simples historias. Culturas que están separadas por miles de kilómetros, que no
se conocieron supuestamente en sus orígenes, todas cuentan las mismas
historias, con mismos personajes y situaciones…
Claramente
la historia humana en un momento estuvo muy conectada entre sí, y debido a que
ahora está volviendo a reconectarse, es que nuestro camino las reconoce. Unir
los lazos de nuestra historia ancestral, nos ayudaría a descubrir los próximos
pasos de la humanidad.
DÍA 26 Por la tarde
La mujer que cantaba a los árboles
Siguiendo
esta simple idea, emprendimos camino al templo que honra la feminidad del monte
Fuji: Sengen.
Un camino
de árboles milenarios nos guiaron hasta las puertas del templo. Parecía que
ingresábamos en un mundo paralelo a la realidad de las ciudades que rodean el
monte; los árboles estaban escoltados por un camino de enormes fanales de
cemento, marcados con la esvástica budista, y las sombras hacían que pareciese
un pasillo a otra dimensión. El portal templario japonés nos recibía con un
brillo anaranjado y detrás, un dragón de metal que nos ofrecía el agua para
lavarnos las manos antes de rezar.
Los monjes,
con su típica vestimenta, estaban preparándose para la ceremonia, mientras los
visitantes rezaban fuera de las puertas del templo, primero aplaudiendo tras
tocar una campanilla, y luego lanzando una moneda en un recipiente frente al
portal.
Fue cómica
la imagen que se nos presentó cuando Diego estornudó (alergia matutina) ¡y
todos los monjes se colocaron instantáneamente un barbijo!
Pero a
nosotros nos llamaba la atención otra cosa. Detrás del templo, había un camino
que se dirigía a un bosque pequeño de altos árboles.
Antes de
llegar, saludamos a dos árboles, aunque había 4 pero dos estaban aún más lejos,
que se imponían gigantescos frente al templo de Sengen, envueltos con moños de
una muy gruesa cuerda. Éstos eran los árboles milenarios, considerados por los
japoneses como Deidades en la tierra.
Seguimos el
camino hasta encontrarnos con otro portal que daba la entrada al bosque.
Paseamos un momento por entre los árboles, y a pesar del frío que hacía, nos
sentamos bajo ellos. Diego más a lo lejos, yo más cerca del portal, y luego se
sumaron dispersas por el bosque, Gaby y Maga. Allí, lo que sentimos, es que nos
íbamos a alinear con la energía de Japón, lo que nos ayudaría a enfrentar las
fuerzas de la tierra y la cultura.
Nos tomamos
un minuto para estar en silencio… y de repente algo nos sorprendió. Un leve
canto comenzó a surgir de entre los troncos. Daba la impresión de que uno de
los árboles nos estaba cantando, pero era muy físico para ser un árbol. Pronto
vimos una figura de una mujer caminando entre los árboles a lo lejos. Acomodaba
su cartera en el hombro, y se detenía un momento, y suavemente, comenzaba a
cantar. Cantaba a los árboles, mientras los acariciaba y los miraba. Parecía
elegir algunos, y caminaba entre ellos, se detenía frente a otro, y seguía
entonando una música tan familiar como extraña a la vez.
Nunca había
oído un canto similar, al menos en esta vida, el cual cada vez se hacía más
potente y cercano. Su música, nos unía a los árboles, quienes parecían danzar,
recibiendo sus hermosos sonidos. Una fuerza nos comenzó a unir, y comenzamos a
comprender cosas.
La energía
de Japón ingresaba en nuestro ser por el canto y las raíces de los árboles.
Entonces, ella se sentó en otro árbol, cerca nuestro, formando un triángulo.
Pronto vi la geografía de Japón bajo nuestros pies, mostrándonos los puntos que
eran necesarios visitar y su relación: ella estaba ubicada en el monte Fuji,
Diego en la península de Izu, y yo en el lago Ashi de Hakone. Los tres sitios
que marcaban nuestra estadía en la tierra Nipona.
Pude
conectarme con los tres sitios, y de repente, su canto se silenció, y marchó.
Diego
corrió tras ella para mostrarle un dibujo que había hecho mientras cantaba. Los
árboles conectados con su canto, y nosotros como dos árboles más, entre toda
esa energía. Ella se presentó como Michko, y a penas si sabía inglés, e
intentamos explicarle lo que estábamos haciendo. Ella nos dijo que estaba
cantando para el mundo, y que había venido desde Tokyo para cantar al planeta
aprovechando la energía de Fuji y su diosa.
Más tarde
se nos unió Maga, quien nos comentó algo increíble. Ella se había quedado un
rato más en el bosque, y oyó a otra señora con una chica que también cantaba de
la misma forma, mientras con sus manos hacía un barrido en el aura de la otra
persona. Maga les pidió si podían hacerle eso a ella, y accedieron. Sin que les
preguntase qué era, la chica le tradujo lo que la señora decía: “son cantos Lemurianos, para equilibrar”.
Increíble,
pues mientras meditábamos, los cantos me hacían pensar “¿Qué relación tenía
Lemuria con Japón?”
Japón nos
recibió con cantos de Lemuria. En los primeros tiempos, según recuerdo, a los
pequeños hombre y mujeres de la región norte del Pacífico se les llamaba los hios,
y fueron unos de los que recibieron a un grupo de Lemurianos que tras el
hundimiento, emigraban hacia los polos.
Lemuria,
es una civilización nacida de Mu, en Asia, tierras que se dividían en dos
poderíos ancestrales, llamados, según mis recuerdos, Namum y Yomom. Su Unión
era el Yomíom, y provenía de los
primeros asentamientos Hiperbóreos del planeta, procedentes de las órdenes
Acturianas y Pleyadianas.
Pléyades
implica para la humanidad un símbolo de la Evolución, y sus culturas han
permanecido en la Tierra armando siempre un entramado de sanación y
regeneración de la evolución de la especie humana.
Hace miles
y miles de años, los Hios adoptaron las costumbres de los pueblos del Este,
quienes venían del Sol de Pléyades, es por esto que el Lejano Oriente mantiene
una estrecha relación y devoción por sus estrellas.
SUBARU… es más que una marca en Japón, es
un honor y amor por sus orígenes culturales. Subaru es el nombre que se le da a
la constelación de Pléyades en japonés.
Ese
encuentro entre los árboles, fue el inicio de un reconocimiento del pueblo
Nipon y su historia, sobre todo, en relación a todas las historias del mundo…
¿qué eslabón del mundo completaban? Sus leyendas nos irían contando cada vez
más sobre esta relación que las tierras más apartadas del mundo tenían con el
centro de nuestras culturas occidentales.
DÍA 27
El Triángulo
y la 7˚ Llave
El día anterior, había sido un día
de reconocimiento y alineación, y este día, sería el del aventurarnos; la
práctica de lo visto previamente. Temprano
por la mañana, salimos camino a la península de Izu, pero antes, nuestro camino
nos hizo detenernos obligatoriamente en el antiguo templo de Samuráis del lago
Ashi, en el cráter del volcán Hakone. Probablemente habíamos encontrado
un sentido a nuestra forzada estadía en Hakone…
Allí, fuimos atraídos por un
magnífico portal anaranjado que daba ingreso a las escalinatas del templo en un
pasillo que se sumergía en el mismo lago. En ese camino, Diego y yo nos
sentamos, y Maga y Gaby hicieron lo mismo entre los árboles de atrás.
Donde me siento, entre las tantas
grandes piedras que formaban el camino, frente a mí había una partida a la
mitad. Siento que mis manos son atraídas por estas piedras. Al colocarlas, de
repente aparece un anciano muy extraño, y siento en él toda la energía
representativa del Volcán.
Su energía me habla durante largo
rato sobre la realidad que presentaba en las islas… Él dijo en resumen algo
así:
“Observa estas piedras, y verás la verdad. Nipón está dividido por el
orgullo de su tierra. Cuando mi hermana provocó mi destrucción, las islas se
desequilibraron, y las fuerzas quedaron divididas. Verás en sus gentes una
enorme dualidad provocada por este dolor… Fuji ahora es el emblema de un
orgullo que está destruyendo a un pueblo, la supremacía de una nación que ha
perdido sus verdaderos propósitos. Sus orígenes son diversos, pero en ellos
guardan una dualidad de amores y odios por los mismos, que provocan la desunión
de su legado. Han dañado al Mar sin darse cuenta que les rodea, se han creído
superiores sin saber que fue un victoria cruel ante la tierra. Ellos están aquí
para encender el más puro de los dragones, pero mi hermana a dañado su
interior. Su luz es envidiosa, y no ha respetado a los demás… su fuerza vive en
cada uno de sus adoradores. Es tiempo de reconocer el equilibrio, o el mar los engullirá… Susanowo no volverá
a perdonarla…”
Habló sobre
la realidad y futuro de Japón. Nombraba al dios del Mar como ofendido por las
atrocidades que esta nación hacía en sus aposentos, observando el emblema de
Fuji como orgullo, desprestigiando al resto. Era necesario, según Hakone, que
el pueblo observe más a su alrededor, pues su labor es conectar ese fuego
interno del ser con la creación, pero su orgullo y victoria los ha cegado de su
verdad, manteniéndolos divididos entre Pléyades y Draco…
Sentí que
Hakone se movía para hablar, seguido a eso sentí un leve mareo… y sin que
ningún barco pasase delante, unas olas fueron notorias a nuestro alrededor… con
Diego nos miramos, y supimos que algo se había movido. Honré al Lago. Lo último
que me dijo fue: …El Mar os espera…
El segundo
punto del triángulo, nos esperaba vacío. La península de Izu parecía desértica.
Estábamos en vacaciones, y como en Japón sólo tienen 2 semanas al año
disponibles, todos se van fuera y abandonan prácticamente las ciudades. Nos
dirigimos hasta un punto llamado Naga, pero no había mucho allí, es decir,
nada. Sólo una imponente vista del monte Fuji del otro lado de la bahía. Lo
único que encontramos abierto, era un bar muy humilde con un camino que llevaba
a una playa en la bahía con una hermosa vista al Fuji.
Nos
sentamos allí un momento, hasta que sentí el llamado del mar. Bajé el paredón
hacia la playa, y descalzo me introduje en el mar, el cual, a pesar del frío,
estaba tibio. Conmigo, portaba la Séptima Llave. Frente al Fuji, en el mar,
pude sentir la energía de una entidad enorme que me rodeaba. Entre las olas, me
ofreció una piedra con conchas blancas adheridas, sentí en su presencia que
esta piedra era una ofrenda de llevar su fuerza y unirla con los pies del Fuji.
Saqué la llave y la mostré al mar y a la montaña; la sumergí en la arena
hablando sobre el propósito de la unión de la conciencia en el mundo.
Recogí la
Piedra junto a la llave, y honrando a las entidades, retomamos camino hacia el
último punto del triángulo: el Lago Espejo, el Kamanakako, a los pies
del Fuji, sitio donde sabíamos iba la llave.
Al llegar
al Lago tras unas dos horas de conducir hasta allí, el atardecer estaba
cubriendo el cielo, y ya no había prácticamente nadie disponible. Teníamos que
tomar una barca para ir hasta el lago, pero no había nadie, ni siquiera
teníamos Yenes para pagar.
Sabíamos que
los horarios y las cosas se dan en la medida justa, pero sentíamos que no
podíamos ir… hasta que de repente desde un muelle apareció un padre con un
hijo, y detrás, el dueño de los pequeños botes.
Por suerte
el hombre, también turista, sabía inglés, y pudo arreglar con el barquero un
precio para los cuatro. Entre todas las movidas muy de tercera dimensión, el
señor nos lleva al pequeño embarcadero y nos ofrece el único bote disponible
para los 4 a ese precio… un enorme Cisne u Oca con pedales para 4 personas…
sí, la imagen más graciosa hasta el momento en el recorrido de Harwitum, fue
los 4 navegando dentro del lago en una Oca gigante, rodeados de cisnes y patos
que nos querían robar comida y nos tiraban de la ropa. Pedaleando entre olas,
nos aventuramos cómicamente y sin poder dejar la risa de lado, a entregar algo
que debía ser una especie de emblema de la conexión de la conciencia…
Frente
estaba el Fuji, imponente, y el sol sobre su lomo. La Oca no dejaba de girar
sobre si, y no podíamos concentrarnos con los cisnes picoteándonos. Gaby fue la
encargada de entregar la llave al lago del Espejo. Y emocionada, pudo agregar
algo que, a pesar de la cómica imagen, hacía de esta ridícula situación algo
digno de un entramado universal…
Cuando
estuvimos en Bali, no paramos de ver
imágenes de la diosa Sarasvati, diosa
Hindú de la Sabiduría, pero lo más interesante, era su vehículo. Cada deidad poseía un animal que lo transportaba. En este caso, Sarasvati era llevada por una enorme Oca o Cisne dijo Suar, nuestro guía balinés, que la diosa de la Sabiduría poseía este animal, pues es muy bueno distinguiendo entre el Mal y el Bien (cosa que ellos atribuyen a que sabe distinguir entre piedras y comida). Lo curioso es que en Sumatra nos habían hablado también del legado Templario y los caballeros del Dragón, los cuales crearon un juego de la Vida y la Sabiduría en el que escondieron muchos legados ancestrales… el famoso Juego de la Oca.
Dicen que este animal es un complejo símbolo de luz, muerte, metamorfosis, purificación y belleza. También representa la gracia y la nobleza de corazón. El Cisne nos recuerda que el Amor es la Naturaleza del Alma.
Hindú de la Sabiduría, pero lo más interesante, era su vehículo. Cada deidad poseía un animal que lo transportaba. En este caso, Sarasvati era llevada por una enorme Oca o Cisne dijo Suar, nuestro guía balinés, que la diosa de la Sabiduría poseía este animal, pues es muy bueno distinguiendo entre el Mal y el Bien (cosa que ellos atribuyen a que sabe distinguir entre piedras y comida). Lo curioso es que en Sumatra nos habían hablado también del legado Templario y los caballeros del Dragón, los cuales crearon un juego de la Vida y la Sabiduría en el que escondieron muchos legados ancestrales… el famoso Juego de la Oca.
Dicen que este animal es un complejo símbolo de luz, muerte, metamorfosis, purificación y belleza. También representa la gracia y la nobleza de corazón. El Cisne nos recuerda que el Amor es la Naturaleza del Alma.
En general nos ofrecen la magia vital de integrar todos los elementos: son de sangre caliente (energía fuego), viven en el agua (emociones), anidan en tierra (lo físico) y viajan volando por el aire y los cielos (elevación del plano mental). Y ese proceso, de conexión con la Unidad o Integración Personal, es el Amor. La Medicina del Cisne se basa en seguir con fidelidad los dictados del Corazón.
No era
entonces casualidad que los cuatro entregásemos la Séptima Llave en el lago Espejo,
donde se reflejó la diosa Amaterasu, de la Sabiduría, para recobrar su
fortaleza y confianza, sobre una enorme Oca… a pesar de parecer un chiste, el
Universo no deja ningún cabo suelto.
La puesta
del sol nos despidió del Fuji con los colores propios del cruce entre el Sacro
y el Plexo, antes de retomar camino hacia el aeropuerto de Narita esa misma
noche...
VIDEO DE LA ENTREGA DE LA 8º LLAVE
El Meridiano
Esa noche,
nos llamó Elisa Tesuka, una caminante de Harwitum que radica en Japón, y quien
nos obsequió unos hermosos kimonos de andar por casa. Estuvimos hablando por
teléfono sobre las realidades que presenta Japón, y ella nos mencionó algo increíble
que vimos como clave que nos dejaba un mensaje importante a todos los humanos.
Ella
preguntó si teníamos pensado subir al Monte Fuji, a lo que respondimos que los
días que habíamos estado allí, era extraño, porque siempre se retrasaba y no
había muchas ganas de subirlo, y no sabíamos por qué. Ella nos dijo: mejor… porque la energía que hay en la cima
es terrible. Dijo que Fuji en Japón es conocido también con el nombre de Monte de los Suicidas.
Es
increíble la cantidad de gente que por diversas razones elige este lugar para
suicidarse… éste es uno de los grandes temas de Japón. La imagen descrita por
ella era estremecedora: comentaba que la cima del monte cada año se baña de
decenas de coches abandonados por la cantidad de gente que jamás vuelve a
descender de sus laderas… El estrés y el constante avance y control de la
sociedad, provoca el agotamiento y la perdición de las almas libres.
Esto nos
hizo recordar algo que nos conmovió al ver la relación.
Japón está a la misma altura que el desierto Australiano. Japón posee la
civilización humana más avanzada del planeta en tecnología y estructura social,
mientras que el centro australiano, posee el pueblo más primitivo de la
humanidad. Y ambos tienen el mismo problema: el Suicidio. El estrés de la
sociedad y el avance, afecta a los dos por igual en el mismo meridiano.
Tal vez,
esto nos deja un gran paradigma o paradoja sobre nuestra evolución humana… ¿hacia donde vamos? ¿para qué vamos? ¿hasta
dónde llegaremos?
DÍA 28
Redireccionando el Camino
Al día
siguiente, nuestro vuelo a Taiwán se vería frustrado. La aerolínea no nos había
informado antes de comprar los pasajes que necesitábamos Visado para ingresar
al país. Como en Argentina no había embajada de Taiwán, fue la embajada China
quien dijo: ¡la Visa China sirve para Taiwán también! Pero decir eso en un país
asiático es como nombrar al diablo.
¿Ven la naga en el agua? |
Nuestro
Dragón interno estaba floreciendo, nuestro proceso Indonesio se integró en las
tierras niponas. Tal vez, estábamos encendiéndonos para enfrentarnos a una de
las tierras más difíciles de Asia Oriental: comenzábamos a caminar por el
Plexo, y una frase de mis guías seguía resonando: …es tiempo del Silencio…
Con respecto a las semejanzas en las historias sobre la Creacion en las distintas culturas, les comento que hace unos años lei el libro Leyendas Tehuelches de Sergio Hache Ed Errepar y tambien me sorprendio como este pueblo contaba una historia muy similar a la del Antiguo Testamento con los personajes autóctonos de la Patagonia. Incluso el cisne juega un papel muy importante en dicha historia.
ResponderEliminarSaludos para todos !!
GRACIAS!!! SABÉIS QUE ESPERABA NOTICIAS DE "LA MUJER QUE SUSURRABA A LOS ARBOLES". MAGNIFICO Y AL AMPLIAR INFORMACIÓN, HE PODIDO COLOCAR MÁS PIEZAS EN MI PUZZLE PARTICULAR.
ResponderEliminarUN ABRAZO DE AMOR PARA NEPAL, AMO ESE LUGAR DEL MUNDO.
CUIDAROS Y ABRAZOS.
Semillas Solares.
Impresionante como van surgiendo los acontecimientos para que se pueda entender el presente y el pasado. Muy bien explicado! Produce la misma sensación que si hubiéramos estado ahí con ustedes!
ResponderEliminarBuen camino
Entré por una foto y me leí todo el viaje.
ResponderEliminarMuy bueno! Es aún mi sueño conocer Japón. Estuve cerca, por el sudeste asiático... ya viajaré a japón...
Gracias!
Caminantes, por circunstancias he seguido 'tarde' así que estoy leyendo a full los relatos y vídeos, sintiendo Todo muchísimo, así como a ustedes. Tengo que decir que me reconecta de una profundidad tal, que siento mi ser vibrando.
ResponderEliminarEs increíble como encuentran tiempo para compartirnos tanto, tantísimo, y cómo ayuda a armar el puzzle en muchos sentidos, además de interiormente para cada uno de los que leemos y sentimos, que acompañamos.
Cómo Agradecer/les? Sintiendo profundamente, desde el Corazón hasta el Alma, uniendo Cielo y Tierra, así al menos en mi caso.
Me ha impactado sobre todo a partir del día 26, más profundamente (tal vez porque no ando tanto enterada de mitologías) pero todo, todo, me hace ir desenroscando para recolocar, junto con todo este Propósito. Así lo siento.
Sé que el viaje va más adelantado que yo en estos momentos, pero les alcanzaré, y mientras.. vibro con mi energía a los cuatro vientos, con puro Corazón, con todos y con Todo.
Un infinito y gran abrazo del Alma.
Harwitum!
Así sea y se reconecten todos los puntos Sagrados, nosotros, Cielo y Tierra