DÍA 9: EL MENSAJE DEL ÁRBOL SANTO
Después de haber llegado prácticamente obligados los cuatro juntos a Tenerife, tras perder el avión que teníamos Gaby, Mati y Yo… y co-incidentemente nos pusieran en el que venia Maga desde Buenos Aires… era hora de comenzar con lo que sería para nosotros y todos Ustedes, la practica de lo que es el mundo, resumido en 7 islas, que contienen los 7 chakras y que estaban a nivel planetario esperando para alinearse con y para toda la humanidad.
El primer paso era empezar por la “raíz”, es decir, el chakra base claro esta. Sentimos el llamado de la isla El Hierro, representando esta frecuencia energética y todo lo que ella genera. Así que prácticamente apenas llegados, y dejando abandonado nuestro equipaje en el aeropuerto, nos bajamos de un avión y nos subimos a otro, destino a esta isla en respuesta a aquel llamado.

Ni lerdos, ni perezosos, agarramos un mapa, tomamos el coche, y como dicen: el camino se hace al andar, así que los caminantes fieles a esto salieron a la aventura… Observamos que particularmente, unos carteles nos llamaban la atención con el escrito de: “Árbol Santo”… pues bien, era seguirlos y ver que nos deparaba el andar. Llegamos al lugar, el encargado del lugar nos conto la historia y nos indico el sendero, y a caminar se ha dicho…
La historia contaba algo así… allí había un antiguo árbol, el único en su especie en esa isla, que tenia una “sagrada labor”, la de ser la única fuente de agua del lugar, si, así es… los aborígenes lo llamaban “Garoé”… El Gran Garoé, que por cierto ya no existía, después de haber terminado su ciclo durante un huracán; lo que hacia, era que cuando venían los vientos alisios cargados de agua, y pasaban a través de sus ramas, este se convertía en un manantial, donde por sus hojas bajaba el agua dulce que mantenía con vida a la población. Entonces estos aborígenes, construyeron a sus pies una serie de reservorios, donde el agua se depositaba y con la gracia de este “árbol santo”, se volvía sagrada.
Que mejor que un lugar donde las raíces eran quienes nos abrían esa puerta que estábamos esperando. Ya allí no estaba más el gran anciano, pero si en conmemoración a su existencia, se había plantado un Tilo… que mágicamente, tenía todo sus ramas y tronco cubiertos de un musgo tan fino, que al tacto era como acariciar un suave animal. De esta forma, empapados con la historia y atentos a nuestro sentir… nos fuimos ubicando alrededor del hermoso Tilo, dispuestos a lo que suceda.

AUDIOS
PRIMERAS IMPRESIONES: Desde la Isla Del Hierro las primeras impresiones de los Caminantes de HARWITUM compartimos las palabras de Maga y Matías.
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