El Cierre de una Etapa y el Comienzo de Otra

EL CIERRE DE UNA ETAPA 

Y EL COMIENZO DE OTRA 

Resumen de Latinoamérica

Desde el ingreso a México, el tiempo se aceleró. Posiblemente la energía Latinoamericana me preparaba para otra frecuencia de trabajo, más social, de más movimiento, que de investigación.

Era inevitable pensar que la mayor cantidad de personas que siguen el camino, se distribuyen dentro de los países de habla Hispana, pero dentro de ellos, una perfecta triangulación marcaban aquellos que más habían seguido el Camino durante todo el año: España, México y Argentina. 

Los tres países, la Trinidad puesta en territorios.

México, el Padre, me recibiría en el Plexo con el reconocimiento de que el Camino había sido escuchado. Teotihuacán recibió nuestro sonido de despertar, abriendo camino frente a la Catedral Metropolitana, para poder abrir el Portal del Cinturón de Orión (reflejo de los volcanes de 7 Luminarias) que permitiría que la Sabiduría del Viejo Sabio surja hacia Sudamérica. 

Su chakra base, la Creación, se centró en Palenque, donde el trabajo se basó en reordenar Registros de Información, con el fin de poner nuestro granito de arena en solucionar los lazos que miles de personas tienen allí desde los tiempos en que los humanos decidieron caminos diferentes. 

Yucatán, y su llave de las rodillas: Chichen Itza, otorgarían en el tiempo debido la flexibilidad necesaria al Gran Sabio para comprender su camino. 

Era necesario así, que los pies sean lavados. Increiblemente, llegado a Nicaragua, el primer mensaje llegó por una radio evangelista, en la que se hablaba de cómo aquella dulce Mujer lavó desinteresadamente los pies de aquél Gran Sabio. Y usando estas mismas palabras, el mensaje de Nicaragua hablaba de que los pies de México estaban allí. 7 volcanes indicaron los 7 chakras en la planta de sus pies, y eso me llevó al Tercer Ojo, en Ometepe, donde los mensajes de una ciudad intraterrena dormida, habló de la conexión entre 14 puntos del mundo. Un ciclo cerraba allí con Norteamerica, en que Ometepe, era en micro, lo que Arizona y su Gran Cañón representaba en lo macro. 

Cerrado esto, Panamá (con su forma muy obvia), representaría el Puente de las energías del Norte y las del Sur. El propósito sería reconectar la Bioenergía, la Biomasa, a través de la frecuencia, envolviendo ambas tierras cruzando el canal de Panamá por el Puente de las Américas, y volviendo por el Puente Centenario, volviendo a la capital. Este recorrido, implicó dejar allí los símbolos que unen ambas américas. Todos ofrecimos algo, pero sobretodo, junto a la llave Towei Lumbar que abriría el paso de la conciencia, entregamos ambas plumas de Cóndor y Águila unidas, cayendo en espiral por el puente de las Américas, al Canal de Panamá. 

Era momento de comenzar con la Trasmutación de aquella energía que juntos veníamos trayendo desde África en el mes de Febrero. Sudamérica nos esperaba espectante, par recibir la caricia que representa nuestra conciencia sobre sus tierras. Venezuela sería el portal por el cual toda la energía sería purgada. “Caracas, portal de Luz, Portal del Mundo”. Las historias de los más antiguos atravesaron estas tierras buscando los Andes. Allí toda la energía era removida y transformada para alimentar correctamente a las montañas del sur. 

De esta manera, nos preparamos para irradiar el Sol de nuestro continente. El Sol Femenino de la Sabiduría, de su diosa, a quienes los aborígenes llaman: Guatavita. En Colombia, unas 800 personas nos reunimos perdidos en la montaña, en la laguna de Guatavita, para entregar la llave que abre el Sol de nuestra frecuencia. Su luz debe permanecer activa, pues de allí, de aquel punto sagrado, fluye la conciencia de la Sabia Madre Divina que alimenta al Espíritu y Conciencia de la Gran Mujer más al sur. 

Desde este punto, la delgada línea imaginaria que divide el mundo, me mostraba el punto de activación planetario. 

Antes lo llamaban el Triángulo Verde del Sur, y va desde las Islas Galápagos hacia el delta del Amazonas en Brasil, llegando al océano, para unirse en un triángulo en el sur, en Cabo de Hornos: en las tierras del fin del mundo. 

Galápagos sería para mí un duro proceso de reconocimiento personal. Desde mis 5 años dibujaba esas islas y pedía a mi madre estar allí para mi cumpleaños. En este 2012, mi cumpleaños número 25, veinte años después, estaba allí. Estar frente a las tortugas gigantes, es como postrarse frente a la misma Tierra, al Planeta, que te mira fijamente a los ojos. Esa sensación, me postró en llanto como un niño durante todo el día, en soledad, reconociendome en estos últimos 20 años. 

Pero allí, el mensaje había sido general: las espirales del Tiempo deben moverse para activar la apertura de una nueva frecuencia, para que la misma, mejor dicho, pueda ingresar al mundo. Tres espirales serían activadas: Galápagos iniciaría una espiral áurea que pasando por Guatavita culminaría en la región del Paititi-Titicaca de Perú. La segunda, desde Hawaii, cruzando por Yellowstone, para culminar en el centro de México y su capital. Y la tercera, naciendo desde las islas Canarias, atravesando Inglaterra y Francia para culminar en Roma, Italia. 

Las tres nacieron de islas volcánicas, y fueron a 3 puntos de más influencia sobre el mundo antiguo, al menos del que nos afecta a los Occidentales. 

Estas espirales de Tiempo, abrían portales para el comienzo de un Nuevo Tiempo, el día 4 de Agosto de 2012. 

Quito, así, en Ecuador, era la cerradura que debía moverse para dejar que aquella frecuencia del Norte, una vez iniciada la recarga del nuevo tiempo en conciencia, pueda pasar por la estrecha cordillera ecuatoriana, hacia los Andes el Sur. 

Belém, en el Estado de Pará, Brasil, me recibió con una energía muy diferente. Allí, la Puerta de Lucitania, había sido el ingreso de la energía de Lady Portia, la frecuencia femenina del rostro que representa Portugal, tierra de Templarios. El Amazonas fue invadido por aquellos, trayendo sin saberlo, esta energía de la Madre Portia, hacia la selva más grande del mundo. Es por eso que el gran Río Amazonas, es el canal de la conexión con el vientre de la divinidad que siempre a buscado la manera de proteger el fruto futuro de la Humanidad. Allí sellábamos uno de los grandes pilares de nuestro continente, abriéndole las puertas a aquella esencia para recordarle que muchos nos estábamos moviendo por recordar su nombre, para que viva en cada uno de nosotros. 

El Espíritu esta vez era visitado con el propósito de abrir las puertas para que el mismo reconozca el nuevo Pachacuti: el cambio de era. Perú abría sus puertas en la vieja Ollanta, lugar donde el Primer Inca y su mujer habían llegado enviados por el Gran Padre Celestial desde el Titicaca, para encontrar el sitio donde fundar la Nueva Humanidad: Cusco. Allí nos postramos, haciendo este viaje para reconectar aquella historia de los Hermanos, quienes siguiendo la guía del planeta, fundaron el nuevo mundo en el Ombligo del Mundo, pero esta vez, el viaje lo haríamos al revés. Saldríamos de Perú, para volver a la Esencia, a la ciudad Perdida del Titicaca, donde se hallaba el Disco Solar que hace miles de años fue entregado a la región desde las estrellas. 

Por aquél punto en Bolivia, se reconecta la conciencia de la Humanidad. Y esta vez, fuimos a poner la intención de que así sea. Entregando la Llave que abriría la frecuencia del chakra Corona de nuestra Gran Mujer. El Titicaca escondía secretos que estaban por florecer al mundo. 

El desierto de Atacama, en Chile, era el sostén de aquella Puerta del territorio Boliviano. El Alma de los países Sudamericanos, ingresa por la región del desierto, a orillas del volcán Licancabur. El desierto, como en todos lados, representa aquella máxima conexión con uno mismo, y por eso, las montañas secas de los andes chilenos, es por donde la Vida espiritual alimenta las tierras de Argentina y Bolivia. Allí, dimos todos juntos la intención de abrirle las puertas al Alma de nuestras naciones.

Un secreto antiguo, un secreto de Sabiduría que ayudará a comprender y ver el futuro de una Nueva Humanidad, estaba oculto bajo la esfinge invertida. Descubrir ese secreto, nos llevaría a descubrirnos a nosotros mismos dentro del Todo. Esa Esfinge, es la geografía del Paraguay. Este país escondía en sus grandes cerros (Guazú), una historia que había nacido en el más recóndito Polo Norte, donde los nórdicos según la estrella que representaba el Ojo de Odín, dios de dioses, quien según lo visto en este viaje de Harwitum, habría escondido ese ojo en algún lugar en el Paraguay hace miles de años. Tal vez, sacar su ojo a la luz, nos permitiría ver nuestra propia luz. 

Ese ojo, ese gran Gato, están protegidos por la gran Lady Portia, el Amazonas, que se extiende como un gigantezco Cóndor que custodia a Sudamérica. Brasil, en su corazón, lleva uno de los emblemas más grandes del mundo. Allí, en Río de Janeiro, una de las Tres Palomas de las que veníamos hablando desde Nueva York, extiende sus brazos para rebir al mundo: Fraternidad. Un gran merkabah debía ser activado en el Cristo Redentor, enviando su frecuencia a todos aquellos que están conectados con él, anunciándoles que el Cóndor de la Fraternidad, de la Madre Portia, se estaba preparando para recibirlos con los brazos abiertos. 

Entre Paraguay, Brasil y Argentina, yace el Poder que la Gran Mujer sostiene en su puño firme y cerrado, empuñando una espada, en cuya base radica la fuerza de la Mujer: las aguas, las Grandes Aguas: I-guazú. Allí debía activarse el Poder de esta Mujer para el empoderamiento de su sentido, abriendo allí la puerta de ingreso de aquella fuente de fuerzas proveniente desde el Amazonas. 

En Argentina, el Talampaya nos abría las puertas a una frecuencia de trasmutación, de purga, el cual tras realizarse, nos revelaría un secreto en que las fuerzas del mundo, podrían resurgir dentro del cuerpo de la Gran Madre que es nuestro territorio. Una vez hecho el empoderamiento, las emociones antiguas, las viejas cargas se liberan en el desierto riojano, dejando a la luz el mensaje de una nueva Esfinge que contiene en sí el mismo conocimiento que aquella famosa a orillas del río Nilo en Egipto. 

Para que realmente esta purga se realice en todos los niveles, el Centro de Sanación Planetario debía reactivarse y sanarse a sí mismo con la conciencia de quienes lo pisamos: Uruguay, en la región de Salto, es un foco de Luz y Sanación Planetaria, esperando que juntos quitemos un gran tapón que hay sobre su superficie: la conciencia de dolor y angustia, más el poco reconocimiento de lo importante que esta región es para el Mundo. Allí culminan las aguas calientes que nacen en el TitiCaca, y que fluyen hacia el Río de la Plata, por eso, la intención allí, era abrirle las puertas a esas aguas para que no se estanque su vibración, y la sanación llegue al vientre y útero del continente.

Una vez hecho todo esto, un Nuevo ciclo comienza, el ciclo de activación y reconocimiento de la Gran Mujer...