martes, 17 de julio de 2012

Episodio XLVII: HAWAI - EL ESTE Y EL OESTE


EL ESTE Y EL OESTE


El ombligo del Pacífico

Hace millones de años, antes incluso de que el agua llegase a nuestro mundo, la misma galaxia estaba en una transformación constante. Los portales interdimensionales se abrían y cerraban en varios planetas, y la frecuencia de activación de luz en forma de materia variaba en todo los planetas alrededor de los diferentes soles.
En el sector Solar de nuestro sistema, Marte y Venus eran los planetas con más vida, pero ésta estaba por finalizar debido a los cambios que las jerarquías estelares sufrían tras los pulsares de las estrellas centrales. Por so la misma naturaleza, supervizada por la Federación Galáctica, escogió un punto medio para canalizar toda la luz y transformarla en Portal Material de regeneración, y convertir un único planeta en Portal de Paz y Luz dentro de todo el sistema.

El seco planeta, envuelto en lava, que fue elegido para esto, era la gran roca que se encontraba entre Venus y Marte. Este mundo de fuego, sería fecundado por un mundo de agua, y ambos generarían las bases de la vida que daría lugar a que este mundo se convierta en un Portal.
Así, ese planeta fue enviado a este mundo, generando una de las más grandes colisiones que podamos haber tenido en la historia planetaria. Tras el gran colapso, todas las masas de lava y tierras fueron empujadas hacia un extremo del mundo, quedando en el opuesto un gigantesco cráter, el mayor cráter que podamos imaginar. Su largo y ancho, equivalían a la extensión de ambas Américas, y el fuego allí surgió como una cadena enorme de volcanes que ardieron durante miles de años.

La condensación de las energías de ambos mundos, crearon un clima gaseoso que envolvió al mundo. Pero el trozo más grande que se desprendió de esta colisión, impidió que los gases se disiparan por la gravedad, creando un campo de fuerza que sostuvo alrededor del mundo toda la condensación en la superficie.

Este satélite, es conocido hoy como la Luna. Los gases comenzaron a moverse alrededor del mundo, arrastrados por la gravedad lunar, y cayendo precipitadamente sobre la lava y los volcanes. de esta forma, el oxígeno y el hidrógeno se unieron, creando las mayores lluvias que podamos imaginar. Durante miles de años, constantes lluvias azotaron al planeta, llenándolo de aguas, de tal forma que éstas fluyeron hacia las grietas, cañones, cráteres, apagando el fuego externo, y dejando a la vista grandes masas de agua, pero sobre todo, una podía verse desde lo más lejos en el espacio, el gigantesco cráter que la Luna había creado sobre la Tierra, se apreciaba azul y enorme, imponente e hipnotizante: el Gran Océano Pacífico.

Tras miles de años de transformación, las tierras comenzaron a dividirse, llegando a ser desde la famosa Pangea, hasta los continentes actuales. Durante millones de años, las caras de la Tierra fueron cambiando, pero el Pacífico siguió allí, guardando un secreto en sus placas. En su centro, se alzaron los volcanes más grandes del mundo, los volcanes que mantendrían la conexión primigenia del núcleo de la Tierra con el exterior fresco de sus aguas.
Como decían los pueblos nómadas del océano, quienes migraban entre las islas, fue allí en el centro, donde la Diosa del Fuego, Pelé, y la diosa del Agua, Na-maka-o-Kana'i, se reunieron.

La tradición cuenta que la diosa del Fuego, buscaba un sitio donde crear su hogar, pero para hacerlo fue huyendo de su hermana, la Diosa de las Aguas, quien cada vez que quería construir su casa, destruía todo, por los celos de que su pequeña hermana había enamorado a su marido. Hasta que al fin pudo encontrar un lugar en la montaña más alta del mundo, el Mauna Loa. En el centro del Pacífico, construyó el hogar que mantenía la conexión de las Madres de la Tierra. Las 7 Islas de Hawai’i se alzaron sobre el océano, y en ellas mantuvieron el nexo entre todas las tierras del mundo.
Aquél era el nodo del Pacífico, el nodo que conectaba a todo el mundo, el motor del mundo.
No obstante, allí, la dualidad del Fuego y el Agua debían volver a hermanarse, a unirse para la gran activación.


La Rueda del Planeta

Cuando buscábamos información sobre los nodos planetarios del Mundo, sabíamos que no podíamos dejar de lado a todo el Océano Pacífico. La mayoría de los puntos que tocaríamos eran continentales, pero dentro de la Gran masa de Aguas del planeta, no había ningún continente, ni siquiera la serpiente de Luz de la que veníamos hablando, siquiera tocaba esa parte del mundo. La placa del Pacífico estaba mu bien definida en comparación a las otras, separada de la serpiente, sólo tocando sus límites por debajo de los océanos y mares.

Pero allí estaba marcado, en el libro de Robert Coon, en el cual habíamos basado una parte de nuestra búsqueda, todo el mapa del planeta mostrando sus chakras para la concepción de aquel entonces, y los nodos o ruedas que hacían girar la energía planetaria. Una de ellas, estaba en Bali, donde ya habíamos ido, pero la otra, grande e importante, estaba en la Gran Isla de Hawai’i.
Allí la energía estaba en constante transformación, y representaba una rueda de creación y conexión con el centro de la Tierra.
Fue así que decidí que era importante visitar la isla, pero los significados de por qué Harwitum debían pasar por allí, tenían que ver con otras cosas además, algo que iría descubriendo en los próximos pasos en Estados Unidos.


El Este y el Oeste

Con Roy, en Hopiland, habíamos hablado bastante de la unión entre el Águila y el Cóndor, de la Mente y el Corazón, del Norte y el Sur… así como todos estábamos moviendo aquella conciencia, del Camino del Norte al Sur. Pero él me dijo que en la sabiduría antigua, de los aborígenes, había 4 lados que deben unirse: el norte y el sur, y el este y oeste. Los primeros representan la mente y el corazón, y los segundos el dar y el recibir.
El Este, representaba las tierras del descubrimiento del ser, en el levante del sol, en Asia. Por alguna razón, se había elegido el centro del Pacífico para determinar el inicio y fin de un ciclo diurno. Japón representaba el país por donde el Sol sale cada mañana, y Estados Unidos el país donde se pone cada tarde.

Ambos, a la misma distancia y altura, forman como una media luna en sus costas, una creciente y la otra menguante.

Titus, el padre hopi adoptivo de Roy, tenía muy en claro que era necesario unir ambos, y su esfuerzo de vida y dedicación tenían que ver con hacer llegar ese mensaje. Tal vez por eso, adoptó a alguien proveniente de Indonesia para dar el mensaje de la unión de los dos extremos. Roy estaba uniendo en sí el Este y el Oeste. Es por eso mismo, que en honor a sus pasos dados, Roy había hecho algo muy significativo tras la muerte de Titus: allí en tierras Hopi, había enterrado sobre un lugar sagrado en el desierto, uno de sus zapatos, mientras que el otro, fue enterrado en el monte Fuji, en Japón. De esa forma, representó los dos pies firmes sosteniendo ambas tierras bajo un mismo propósito.

Los zapatos de Titus recordaban que ambas tierras debían unirse, que ambos soles debían conectarse.
El símbolo aborigen, compartido por muchas culturas de la antigüedad, hasta incluso hoy por los cristianos ortodoxos, es una cruz de cuatro lados iguales envueltas en un círculo que representa el sol. Los equinoccios y solsticios, el norte y el sur, el este y el oeste, los 4 en equilibrio para que el mundo pueda funcionar.
Cuando la civilización actual utilizó los 4 puntos para delimitar los sectores planetarios, éstos dejaron de ser un símbolo de equilibrio, para convertirse en un símbolo de conflicto y separación: Hemisferio Sur, Hemisferio Norte, Occidentales y Orientales.

El mundo estaba partido en 4 partes, y todos creían que eran diferentes, habiendo olvidado que en realidad, eran complementarios.
La sabiduría Oriental se vio afectada por la mentalidad Occidental, las emociones del sur se vieron regidas por la jerarquía del norte.
Pronto algo comenzaría a llamarnos la atención, para recordarnos lo cerca que estábamos los unos de los otros… y cual era el punto medio que debía conectar a los soles de nuestro mundo.


La Segunda Guerra Mundial

Todos habrán estudiado esto en la escuela en algún momento, lo cual no es sinónimo de haberlo aprendido.
De todas formas, no vamos a hablar precisamente de los hechos históricos aquí (faltaría que sea yo ahora quien les repita toda la historia otra vez), sino que nos vamos a centrar en los Sentidos Históricos desde la visión del Universo.
Cabe mencionar, para el que nunca ha ido o escuchado alguno de mis talleres, que en el Universo no existe ni Mal ni Bien, y que para los sistemas estelares las guerras no son más que herramientas de trasmutación densa que permiten cambios a gran escala.

Cuando los mundos están en evolución de 3D aprendiendo a través de la desconexión con la divinidad, las catástrofes naturales o las guerras son los medios por los cuales se genera un shock en el Ser capaz de despertar conciencias diferentes sobre la realidad.
La Primera y Segunda Guerras Mundiales tenían que ver con despertar registros dormidos durante tiempo en la Humanidad, permitiendo que el estancamiento de los sistemas se destrabase, y por lo tanto, despertando la conciencia de Nueva era, de los Derechos Humanos, de la Libertad de Expresión, de la Individualidad, y muchas otras cosas que hasta ahora estaban detenidas.

Uno de los focos a tocar, era el nodo que actuaba de conexión con los Registros más activos de la Tierra desde su interior, punto medio de conexión entre el sol saliente y el poniente.
Fue así que movido por el Triple Eje, en la cual los Imperios Alemán y Japonés tenían mayor voz, comenzaron a hacer frente a los países que amenazaban su expansión por el mundo. Este grupo de países, eran Los Aliados, quienes tenían como mayor defensor y sostén al gran Estados Unidos, y fue a él quienes los alemanes y japoneses, decidieron atacar.

Era difícil para aquél entonces viajar largas distancias en una guerra, pero los Alemanes tuvieron la idea de concentrar las fuerzas en el Océano Atlántico, debilitando la retaguardia, en el Océano Pacífico. Fue así que los Japoneses, pudieron armarse de aviones que viajaron hasta la base Estadounidense que amenazaba con en algún momento, atacar las costas niponas. De esta forma, un día tranquilo, la base de Pearl Harbour en Hawai’i, fue tacada y devastada por las fuerzas japonesas.
Como resultado, la furia de Estados Unidos decidió atacar Japón, creando la mayor devastación en la historia de las Guerras: la fuerza Atómica.

Hawaii fue ese punto medio, en que Japón y Estados Unidos se encontraron cara a cara. Los registros de las 7 islas se removieron, incluso provocando tiempo después un tsunami que aún hoy los hawaianos recuerdan.

Hace miles de años, las islas del Pacífico habían sido asentamiento de una de las primeras Humanidades: Mu o Lemuria.

Como habíamos hablado en el Episodio anterior, esta civilización de extendió por todo el Pacífico y parte de Índico. Muchos dicen que antes en la región del Pacífico había un enorme continente que de repente desapareció. Según mis recuerdos, no había un continente enorme, sino placas más grandes de tierra volcánica que se extendían entre las islas, incluso uniéndolas formando una sola, desde Filipinas e Indonesia, Fiji, Taiwán, Samoa, Islas Marianas, Rapa Nui y las islas de Hawai’i. El mar era el lugar más tranquilo y protegido para esta humanidad que conectaba el cielo y la tierra, lejos de los líos de la evolución continental. Pero ese mismo asentamiento, tras los grandes cambios tectónicos de hace 25 mil años, con el derretimiento de los polos, las migraciones de los humanos, el clima caliente, y las grandes inundaciones y erupciones que partieron las islas, debieron marcharse y dejar ese mundo en transformación.

Ellos sabían que Hawai’i poseía una energía impresionante capaz de conectar los registros más antiguos de la Tierra con los más Nuevos, y que representaba un motor para los continentes. En su centro, las energías de la Luna habían quedado plasmadas, rodeadas del gran cráter repleto de aguas, era el punto de conexión primordial con la red planetaria.
La sabiduría de la madre tierra fluía por la lava de sus volcanes los cristales y minerales de cada erupción. Los cetáceos buscaban sus costas para reproducirse, moviendo la información por los océanos. Allí, el mundo interno se conectaba con el externo, era el gran portal que conectaba el Este y el Oeste, la Luna y el Sol, el Norte y el Sur. El punto medio que movía la rueda sagrada del planeta.


Los dos Volcanes

Se suponía que debía encontrarme con tres personas durante mi estadía allí, una, Jean, cuyo contacto me había pasado César, en Finisterre. César estaría en Hawai’i entre el 3 y el 12 de Agosto, fechas en las que yo estaría en Galápagos.
Algo me llamó la atención de este encuentro.

Según me contó él, iría a encontrarse con Jean, una mujer que hacía años tenía contacto con los Intraterrenos y los cetáceos en las islas de Hawai’i, para realizar un camino especial por debajo de la Tierra, por los Océanos.

Yo sabía que Hawai’i representaba el motor del Gran Padre: las conexiones volcánicas se dirigen desde las islas hacia la falla de San Andrés en la península de California Sur, conectando con los volcanes de la cintura del Gran Padre Sabio, en el centro de México. Su fuerza, alimentaba la red del Gran Padre, mientras que en el Pacífico Sur, otras islas volcánicas cumplían esa misma función para los Andes: las Galápagos. Justo en los mismos días, ellos comenzarían algo importante en Hawai’i, mientras por otro lado, yo estaría iniciando ese motor en los volcanes del Ecuador. Algo hacía que estemos en sincronía… no obstante, no pude comunicarme con Jean y hablar de esta sincronicidad.

Además de esto, los amigos de Edward, justo en esos días ninguno estaba en las islas. Por eso mismo, me tocó conectarme simplemente a mí. Tal vez el silencio era lo que más necesitaba para comenzar a recibir los mensajes.
Esa misma noche, tuve un extraño sueño.

Seres de otros mundos, pero familiares para mí, se me acercaron en los sueños. Me hablaron sobre la gran conexión. Sentía en su esencia la vibración de Lemuria, con la cual nunca antes me había relacionado. Ellos me guiaron por las montañas, y me hacían dormir incluso en el mismo sueño. Pronto vi delfines, por todos lados en el mar, e incluso, algunos me guiaban a las montañas. Vi dos montes, y cómo por uno salía el sol, y por el otro se ponía. “Es momento de unirlos”, se me vino a la cabeza… y entonces desperté. Sentí que durante esa noche, no había estado sólo en la habitación. A diferencia de otras veces, el ambiente se sentía como si hubiese compartido la habitación.

Esa sensación, me llevó a querer conectarme con los cetáceos. Jean era quien podía hacerlo, pero no pude encontrarla, por lo que decidí ir al mar.
Allí volví a dormirme, y miles de imágenes pasaban por mi cabeza. Ruedas, girando, estrellas girando, delfines alrededor de la isla. Una enorme ballena levantaba su cola, y todos mostraban los volcanes.
Así, al día siguiente, fui temprano camino a los dos grandes volcanes de la Isla.

Ambos, el Mauna Kea y el Mauna Loa, son los puntos más grandes de Hawai’i, y de casi el mundo entero. Desde su base en el océano, hasta la cima, se elevan desde las profundidades de la tierra hasta por encima de las nubes. Uno es conocido como el monte Blanco, y el otro el Negro. El Mauna Kea es más alto que su hermano, y su cima se llena de nieve en invierno. Mientras que el Mauna Loa, permanece oscuro por sus tan recientes erupciones que han dejado tantos caminos negros a su paso. Como una hora y media, estuve escalando el monte de Mauna Kea hasta la cima de una de sus bocas volcánicas. Caminar por el suelo movedizo y empinado de un volcán no es nada fácil, más arrastrando la cámara y demás. un frío tremendo envolvía el ambiente, y desde la cima de aquél rojizo volcán, podía ver claramente toda la isla, y sobre todo, enfrente mío, el Mauna Loa.

Allí donde estaba, volví a dormirme. En el camino de subida, ojos me acompañaban desde las nubes, increíbles, algunos tan claros que pude hacerle fotos. Sentí que me hablaban en el trayecto, y que me daban consejos en cada paso. Podía sentir que no eran mis guías, sino otros seres, con una energía más parecida a la humana, seres que habían habitado estas tierras, o que aún lo hacían desde otro nivel. Sentí su compañía en cada momento, y cómo la información se me era ofrecida en forma de delfines a mi alrededor. Jamás había visto tantos delfines en mis sueños o meditaciones…

Acostado allí, bajo el sol, pero con frío invernal, pude reconocer la energía del Este en este volcán. Sentí la conexión con las tierras de Japón y toda Asia oriental. El paso del sol naciente al sol poniente. Mauna Loa representaba las Américas, sobre todo, Norteamérica, quien recibía esa energía. El punto medio debía ser conectado. Toda la labor, por alguna razón, era dada desde el sueño, y fue ahí cuando me di cuenta, que la mayor parte de la labor que estaba realizando en ese momento, lo hacía mientras todas las conciencias que me acompañaban en este viaje estaban durmiendo. En la mayoría de los países que siguen Harwitum, ya eran las 2 o 3 am, o las 22, o 23 horas. Todos estaban por ir a dormir pronto, y por eso, la labor, la haríamos desde la red de los sueños.

Sentí que durante el rato que dormí allí, me moví por ambos volcanes generando círculos y vórtices, absorbiendo sus energías para llevarla a México. Aunque el resultado de ello, por el momento en la 3D, fue que al despertarme, mi rostro se había tornado de color tomate.


La llave Volcánica

Habiendo reunido a ambos volcanes en un infinito que todos creamos en los sueños, me dirigí hacia uno de los volcanes activos de la isla, a los pies del Mauna Loa, mirando hacia Occidente, estaba el gran cráter activo de Kilauea.
Mi objetivo era depositar la llave en su interior (a lo que me sentí un poco Frodo o Golum del Señor de los Anillos… corriendo antes de que el sol se ponga para depositar la llave – anillo en su caso – en la lava ardiente del volcán).
No obstante esto, en el Señor de los Anillos, tenían Trols y monstruos que impedían llegar al volcán, pero en mi caso, tenía Museos, Guardias de Seguridad, y multas si me atrevía a ingresar al predio…

Llegar a la boca del volcán está prohibido, y la única manera de hacerlo es por Helicóptero. Por eso decidí seguir el camino de la lava. Desde el cráter del Kilauea, se extiende un camino de cráteres que se dirige al mar. La lava, tiene su epicentro de salida en el volcán famoso, pero luego, hay varias salientes, chimeneas, que se dirigen hacia el mar, donde está la otra boca. En un camino de 45 minutos en coche, seguí ese flujo de lava, hasta un lugar inhóspito en la costa, donde solo se aprecia lava volcánica seca, sin árboles, cayendo como acantilados hacia el poderoso mar. Allí me dispuse a hacer la entrega de la llave.

Como había visto un rato antes, la historia de la isla cuenta cómo las dos hermanas allí se reunieron y formaron su hogar: el Fuego y el Agua. Era en ese punto donde el fuego líquido se encontraba con el mar, con las olas del gigantesco Pacífico. Estuve allí un momento, conectándome con los sueños de todos. Pude sentir algunos de esos sueños, de los que estaban más conectados con el lugar, y conectándonos con la luz del sol poniente, ofrecí al océano la llave, que tarde o temprano sería tapada por la lava del volcán.

Al entregarla, pedí al océano que su energía me mostrase y corroborase que la conciencia estaba dispuesta allí, camino a las Américas, uniendo el punto medio del Este y el Oeste… y en ese momento, una gigantesca ola azotó los acantilados, sacudiendo la lava seca, semejando bajo mis pies un terremoto, lo cual me asustó, creyendo que se desprendería el trozo de la costa, y de repente, salta metros sobre mi toda el agua, casi a 40 metros desde el nivel del mar, sólo donde estaba yo, mojándome por completo como si me hubiese caído al mar, 20 metros debajo de mis pies en el acantilado. En ese momento comprendí que el mar respondió, pero también me di cuenta de otra cosa: la cámara, el trípode y los micrófonos, también estaban a mi lado…

Los equipos y yo, ambos mojados, nos dirigimos de nuevo al coche, ya habiéndose puesto el sol, para regresar a Hilo, donde debía tomar el avión a la mañana siguiente.

El Este y el Oeste se unían en el nodo magnético de Hawai’i, donde los cetáceos bendecían mediante el sueño, en círculos infinitos toda la región. El camino de fuego de las islas, dirigía su energía de conciencia hacia la cintura del Gran Sabio, y un punto de luz se anclaba en el centro del gran Océano Pacífico.
Lemuria estaba presente en esta energía naciente, que empezaba a irradiar sus registros a nuestra red, a nuestra wifi en construcción. Sus mensajes de sabiduría pacífica, de su grandeza histórica, nos darían las claves para los mundos que ellos mismos dejaron como legados en las Américas.

El Águila y el Cóndor se unían con el Sol Naciente y el Poniente. Este punto, este nodo debía reunir a los 4 puntos allí donde la tierra fue separada, en el centro de las Américas, sitio que muchos dieron la intención de unir, y que ahora, nuestra historia y conocimiento, pondría también su granito de arena: el Canal de Panamá. 
Pero antes, la energía de los volcanes, y la sanación de la antigua historia del Sabio Padre, debía iluminarse. Sólo liberándolo de su propia opresión, reconociéndose como el Cuerpo que es, podría realmente guiar y abrir los ojos a la Humanidad del Nuevo Mundo, en el sur, donde en su Nuevo Vientre sería gestada.

El motor estaba en marcha, y a partir de ahora, debíamos mantenerlo activo para que su energía alimente a aquél viejo que nos dirá a todos la historia, y cuales son los siguientes pasos en este Gran Camino de Todos.

México debía despertar


  










13 comentarios:

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  2. muy conectada con el plan mati, grandioso trabajo que hiciste en hawai tus relatos me teletransportaron como un cuentito a ese hermoso lugar, abrazos mati y diego miles de bendiciones para uds, namaste♥

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  3. solo dime cuando tengas que venir a PANAMÁ, a tu lado Matias, como ya lo hicimos en otros tiempos... mi corazon, el tuyo, el de otros mas creando puentes de luz y conexion...

    Panamá une las americas, si necesitas venir a Panamá puedes contar conmigo.

    A.D.

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  4. Según lo que he leido en algunas partes, a Hawaii llegaron los primeros yoguis y reikistas desde Oriente......
    Gracias por compartir tantos detalles. Los delfines y ballenas como siempre mandándonos mensajes y maravillosas experiencias en sueños. Un gran abrazo desde Chile.Sat Nam, Claudia B. / Mandeep Kaur.

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  5. Mati!

    Todo está dispuesto. Cruzaremos el viaje de Isis con la Travesía de Argos, el punto donde tú y yo nos encontraremos lo marca la bandera desde donde sabemos que tienen que empezar a cambiar las cosas ;) Suiza.

    En Paris donde se plasman los sueños, Diego, Almudena y yo sembramos Dos semillas al pie de un gran arbol que descansaba a orilas del Sena. Casi me cargo el ritual pues Diego me dijo que no hay que compactar la tierra despues de plantar. Como jardinero cero patatero. Que bien que firmé necesitaros!;)

    Pasa un buen día y date crema xa el tomate de la cara!

    Un abrazo.

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  6. La ola servirá para recordarnos a todos la frase muy sabia y muy vieja:

    ¡Cuidado con lo que pides! :-)

    Un abrazo

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  7. Por cierto, acabo de ver una noticia que no sé qué relación puede tener y no le sé dar interpretación porque parece que es del día 14/07 o anterior pero como me la he encontrado tengo que postearla:

    La playa de Oahu en Hawaii invadida por millones de enanos cangrejos lilas. Esto no había pasado nunca y no saben encontrarle la razón por la que han salido de golpe.

    http://www.khon2.com/news/local/story/Oahus-south-shores-invaded-by-mysterious-creature/tvRsPwYrGEyfVb3BukcDew.cspx

    Un abrazo :-)

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  8. Gracias Matias!!
    Me llena el alma saber que todo esto ya está sucediendo...
    Este fin de semana, desde Suiza, Austria y Alemania... Lago Constanza.
    Un abrazo a todos!!!
    Con Amor,
    Laia.

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  9. wow que hermosos siempre tus escritos , para mi es esa parte que mi ser reconoce y dice sii claro es verdad.. me queda claro que el camino somos todos , pero gracias por atreverte a ir por todo , no como un tu , si no como lo que realmente eres..te honrro y me encanto conocerte .., aunque no pude compartir mucho contigo en mexico pero tienes una energia bien bella..y honrro y amo profundamente tu valentia porque no cualquiera dice SIII..vamos que sigue..:D

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  10. Impresionante, mi alma lo recibe con mucho entusiasmo, y lo comprende... Mis manos se disponen a ayudar.

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  11. Natalia - Córdoba Argentina2 de septiembre de 2012, 19:49

    Me emociona

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  12. Hoy en una casualidad que no es casualidad, en un punto del sur de Chile me reencuentro con el relato....visualizo ese gran infinito de luz que se movía en el océano durante una noche oscura y me veo a mi misma contemplando con una paz indescriptible desde el borde de unas montañas rocosas ese regalo del universo, hoy me encuentro también en esta wifi de luz con el llamado profundo de los corazones de cientos de jóvenes de México por la verdad del destino de sus 43 compañeros desaparecidos....el 7...vaya número.....una profunda experiencia que me hace estremecerme como madre y ya abuela...sobre nuestros hijos, nuestros niños....su ofrenda para que el Gran Padre Sabio....vuelva a despertar...México...despierta....bendiciones

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