Episodio XXVII: Oljón - Siberia - Rusia

LAS MALVINAS SIBERIANAS

“Bienvenidos a mi país”

Con esas palabras en la mente llegamos a Rusia. Cuando en el mes de Enero, el mes más difícil para los trámites, corríamos por las embajadas de Buenos Aires para hacer las visas correspondientes a los países que visitaríamos, la Embajada Rusa fue la única que nos dijo: “Si son argentinos, sólo me resta decirles: Bienvenidos a mi país”.

Fue una alegría escuchar que Argentina no tenía visa para ingresar a Rusia, y que los rusos fueron los primeros en darnos palabras de aliento.

Con este espíritu esperábamos pisar suelo Siberiano, una tierra que atrae a muchísima gente, de entre ellos, a Diego y a mí, como algo único.

Abordamos el avión en Katmandú, y se nos vino a la cabeza, hablando de visas, que por alguna razón de la vida, a nosotros dos la embajada China nos había otorgado un doble visado, mientras que a Gaby y Maga, sólo uno… Caímos en la cuenta que de una u otra forma, iba a ser difícil para ellas volver a pisar China, país en el que teníamos dos escalas más después de Nepal. Tal vez todo ya estaba en cierta forma encaminado para avisarnos que allí nos separaríamos, sobre China.

Otra vez, desde Katmandú, tuvimos parada en Chengdú, aquella ciudad de la que nos quedaron extraños recuerdos, y desde allí emprendimos viaje a Beijing.

En el aeropuerto le dije a Diego: qué raro que con tanto viaje nunca conocimos a nadie con quien compartir como amigos en otro idioma, siempre me gustó eso!! Sería genial.

Pide al universo, y se te concederá.

Al subirnos al avión, nos toca sentarnos junto a una chica de nuestra edad, bien rubia y blanca, vestida al estilo hippie, y de la cual sabíamos, era estadounidense por haber visto su pasaporte en el vuelo anterior.

Empezamos a hablar porque algo nos unía: el asco que nos dio escuchar a los chinos escupir en el avión.

Empezamos a hablar de la apariencia que nos reflejaba China, y a pesar de que me costaba muchísimo entender su inglés, comenzamos a entablar una larga conversación sobre la realidad de China.

Nos dijo que ningún amigo había querido acompañarla, y se vino sola a pasear por la India y Nepal, y concluyó: no son lugares para ir sola… hay que ser muy fuerte y me costó.

Venía a China básicamente de negocios. Su familia era del norte de San Francisco, California, de un valle llamado Napa Valley, y tenían viñedos. Jamee, nos preguntó qué era lo que hacíamos, y terminamos hablando horas de vuelo sobre la conciencia del planeta, religión, cultura, creencias, evolución… la pobre Jamee nunca había escuchado nada, sólo en la India que había aprendido algunos chakras, pero nada más. Explicándole todo en inglés, lo cual fue bastante complicado, ella terminó diciéndonos que por alguna razón todo lo que le decíamos le resonaba y tenía sentido para ella, aunque no sabía bien por qué.

Le dije que íbamos a ir a California, a Monte Shasta, y nos dijo que ella había ido hasta allí, que era a unas 7 horas en coche desde cerca de San Francisco… pensó un momento, y nos dijo algo que sorprendió: “yo soy piloto de avión pequeño, y mi club posee unos que están a disposición. Hay que pagar unos cuantos dólares la hora, pero si no tienen cómo llegar a Shasta, me encantaría llevarlos en el avión e ir allí con ustedes.”

Eso fue genial, y nos pasamos los mails para mantenernos en contacto hasta llegar a California.

Al fin nos habíamos hecho una amiga como lo había pedido horas antes. Nos despedimos con un gran abrazo en el aeropuerto de Beijing, y nos dispusimos a hacer, solos otra vez, el check in hacia Irkutsk.

Remanencias de la URSS

Llegados bien temprano por la mañana tras 4 horas de vuelo, pudimos observar esta ciudad siberiana, fría, gris, y un tanto abandonada en su apariencia.

Tal vez era la apariencia normal de los pueblos siberianos, pero con Diego coincidimos en que aún se sentía un deje de la esencia soviética, a pesar de que el capitalismo le había dado un nuevo color.

Muchas de las casas, como el aeropuerto, parecían abandonados, y en la mayoría de los sitios nos sentíamos en una película de la guerra fría.

Elena, nuestra guía de habla española, nos estaba esperando.

Ese mismo día, iríamos al pueblo de Lisvianka, a 40 minutos de Irkutsk, a orillas del Lago Baikal. Aún no sabíamos muy bien qué era lo que nos traía a este sitio, pero sí sabíamos que era el lago, y queríamos verlo para alinearnos con él.

Prácticamente sin dormir, fuimos hasta un monte nevado y helado donde unas aerosillas de miedo nos llevaron hasta la cima desde donde podíamos ver el lago y el río.

Al llegar allí, lo pudimos ver, imponente, blanco y helado… el Lago Baikal aún permanecía cubierto de hielo a pesar de haber comenzado la primavera. Lo único que ya no se vestía de hielo, era el río Angará. Elena nos dijo que la leyenda, cuenta que el Baikal es un dios, un anciano, que tiene 336 hijos, que son los ríos que fluyen hacia él, pero sólo tiene una hija. Esa hija, un día se enamoró de otro río, y decidió escaparse con éste, por eso, Angará, es el único río que sale de Baikal en lugar de ir hacia él. Baikal se enojó mucho, y lanzó una piedra para dividirse de su hija, la cual aún se puede ver entre el río y el lago.

No obstante, éstas son historias rusas que, como nos dijo Elena, muchos guías cuentan a los turistas que no desean profundizar en toda la historia de la región, lo que significaba que los cuentos rusos, muchas veces no tenían mucho que ver con los relatos Buriatas.

Los Buriata son el pueblo del norte de Mongolia que se extiende por toda Siberia y que ha tenido al Baikal como el centro de su poderío.

En nuestra agenda, tras la vuelta de la isla de Olkhon, teníamos pensado ver a un chamán, aunque no sabíamos cómo ni quién. Los chamanes son conocidos personajes de la región, y van a la par de los sacerdotes Ortodoxos. En la región, siempre existieron los chamanes, pero cuando los cosacos rusos llegaron y conquistaron Siberia, impusieron la religión ortodoxa. A orillas del río, pues, conviven las tradiciones chamánicas, ortodoxas, hinduistas y budistas, aunque ninguna al día de hoy es respetada por el gobierno a pesar de la Ortodoxa.

Desentrañar parte de esa historia era uno de los objetivos que teníamos encontrándonos con el Chamán, aunque nuestra reunión pretendía encontrar mucho más.

Transformando a los Guías

Desde que comenzamos nuestro recorrido hemos vuelto locos a nuestros guías turísticos.

Cuando alguien planifica un viaje como el nuestro, posiblemente está años armando el itinerario, pero nosotros no, nos tomamos tan solo 2 meses para todo: organización, decisiones, difusión, presentar proyectos, hacer visas, trámites, bancos, legalizaciones, abogados, agencias de viaje, recaudar fondos, comprar equipos, y por su puesto, no teníamos el tiempo para tomarnos esto como un viaje de investigación, pues estábamos solo 4 días en cada lugar, si a veces no menos…

Felix

Por eso Jordi se encargó de organizar nuestro viaje de la manera más cómoda y fluida para nosotros sin que tengamos que perder tiempo buscando nada… pero ninguno de los guías que nos iba tocando, al parecer, había recibido a alguien que no venía de turismo.

Manoj

Nuestro mayor reto fue Félix, en Xian, como habrán visto, pero tuvimos otros con los que sí pudimos compartir bastante, como con Manoj, y ahora Elena, quien a pesar de ser demasiado temerosa, se animó a escuchar y compartir las cosas que estábamos haciendo.

Hablamos con ella de nuestro proyecto, y le dijimos que nos interesó algo de Baikal, que fue el haber encontrado en internet un artículo sobre unos gigantescos círculos en el medio del agua en la parte sur del lago, que se armaron al derretirse el hielo extrañamente en pleno invierno. Ella nos dijo que recuerda eso, que la gente habló y vio eso, y que dicen que eran las luces que se ven siempre por el lago, ella nunca las vio, pero muchos comentan que sobre todo se introducen en los bosques y sobrevuelan el Baikal. Platillos volantes, dijo, muchos los ven por aquí. Pero ella tenía miedo de hablarlo… Pobre, pues Diego terminó hablándole hasta de exorcismos. Ella nos comentó que una amiga sentía que flotaba por su casa, y que al comprarse un gato, ya no le pasó más.

Elena

Lo interesante de esas historias, es cómo nos damos cuenta que todo el mundo tiene algo que contar, tiene una historia de esta índole que compartir, y que tal vez la calla durante mucho tiempo por temor.

La invitamos a meditar con nosotros. “Nunca medité” dijo. Y le enseñamos cómo se meditaba: SIMPLEMENTE HACIÉNDOLO. Ella era ortodoxa, y le dijimos que meditar, era como rezar pero para dentro, y no para un Dios. Ella compartía esa visión con nosotros, y se sentó entre los árboles del bosque.

A pesar del frío, allí sentimos calor, y el sonido del cuenco, una adquisición que hicimos en Nepal para poder meditar con sonidos como nos pedían muchas veces, nos apoyamos para sintonizarnos con la región.

Pronto sentimos una conexión muy fuerte con la tierra, y volvimos los tres contentos hablando de estos temas y ella preocupada por cómo iba a dormir esa noche. Fue cómico cuando paramos en una tienda y compró ¡tres cajas enormes de té relajante!

Al fin no fue Maradona

A la tarde, decidimos ir a caminar por Irkutsk. En China me habían roto la maleta, y tenía que comprarme otra, así como Diego zapatos nuevos, ya que hacía años tenía los mismos, y el hielo lo forzó a tirarlos.

Las calles y carteles en ruso daban al entorno un aire de película antigua. Los buses rotos, el tranvía de chapa, los coches podían ser tanto con volante a la derecha como a la izquierda, y la gente iba o muy abrigada o desabrigada, pero nadie llevaba guantes a pesar del frío, con lo cual tampoco conseguimos guantes en ningún sitio.

Retornando al hotel, nos encontramos con una enorme estatua de Lenin. Nos extrañó… Lenin saludando frente a la calle Karl Marx, ante un anuncio de Coca Cola, una tienda de última moda, y un shopping en la esquina con comida rápida en el primer piso.

Rusia había cambiado.

En el camino por esa misma calle, nos cruzamos a un grupo de jóvenes, de no más de 17 años, que al escucharnos hablar diferente, en un idioma que posiblemente no escuchan allí jamás, se nos acercaron a hablar.

Cuando dijimos: somos de Argentina, esperamos casi con resentimiento que todos dijeran: OH MARADONA!!!!, pero no… Al fin, ese cantito que habíamos escuchado en cada calle, cada aeropuerto y negocio desde Sudáfrica (a no ser por aquél taxista que nombró a Cristina Kirchner y sus carteras), había cambiado en nuestros oídos al oír: OH! ERNESTO GUEVARA!!!!

Nuestro rostro cambió. A pesar de no ser ni revolucionario, ni comunista, ni nada que se le asemeje, sentí alivio y alegría al escuchar ese nombre. Incluso me atreví a decir… “… y Maradona…” para ver la reacción… la cual fue “¿¿¿Shtó???” (¡¡¡Qué??? En ruso) otra vez el alivio volvió.

Fue tanta la emoción de ellos por hablar con nosotros que hasta nos pidieron hacerse una foto con nosotros frente a… Lenin? Ya no recuerdo. Lo único que lamenté es no haberles pedido que se hicieran una foto con nuestra cámara también… pero estábamos demasiado anonadados.

El Camino a Olkhon

Olkhon u Oljón es la isla sagrada de Baikal, la única isla grande que posee este lago. Allí se dirigían normalmente los chamanes buriatas a realizar sus ceremonias. En la isla, hay un espíritu de pureza increíble, y es el territorio donde se encuentra Burján, la roca del Viejo Baikal.

Por alguna razón sentíamos que debíamos ir allí.

Algo que sí estábamos hilvanando, era la misma trama que nos unía al proceso de la Madre Gestadora, al cual nos habíamos enfrentado en China, descubriendo que las antípodas de este territorio eran las de nuestro país, y algo que habíamos pasado por alto es que los pies de esas antípodas las compartíamos con el punto al que nos dirigíamos ahora. El centro del Baikal, prácticamente todo el Lago, era la antípoda de Tierra del Fuego, y Río Grande, las provincias más australes del mundo, de Chile y Argentina. El territorio Siberiano en el que nos hallábamos, era la antípoda del sur chileno y argentino, desde Comodoro Rivadavia en Santa Cruz hasta Ushuaia y Cabo de Hornos. Y en la frontera entre China, Mongolia y Rusia: las Islas Malvinas.

Llegamos a pensar que nuestra labor allí tenía que ver incluso con esas tierras del otro lado del mundo, pero creímos que era demasiado nacionalista por nuestra parte cuando en realidad estábamos haciendo un viaje para el mundo y su conciencia.

Nos subimos al bus que pasó a buscarnos por el hotel, un bus que más que bus parecía un gran ataúd con ruedas lleno de rusos.

El bus era pequeño, y teníamos 5 horas de viaje en él hasta el puerto donde un barco nos iría a buscar para cruzar a la isla.

El bus tenía horrendas puntillas marrones, olía a traspiración de días, y el techo era igual a la tapa de un ataúd por dentro. Lo único que rogábamos era no acabar nuestras vidas ya de esa forma, pues las rutas eran un desastre divertidísimo, en las cuales saltábamos a cada rato o cruzábamos ripios, pedregullos y guadales por todos lados. Con Diego teníamos recuerdos de aquella vez en Salta cuando nos dimos vuelta el auto en el desierto…

Veníamos unas 8 personas apiladas atrás y dos al frente. Nosotros mirando fijo a los que se sentaban delante, algo que al principio parecía incómodo. Con Diego acomodábamos los textos del blog, y hablábamos de nuestra situación allí y qué es lo que nos atraía a Olkhon, hasta que de repente, en una simple pregunta, todo lo pensado comenzaba a sorpresivamente tomar un sentido.

El señor que estaba delante de mí, con una sonrisa preguntó:

“¿Where are you from?” pero su tono no era cualquier tono… Era el mejor tono con el que pedir una tasa de té: él era Neil Simpson, de Bath, en el Sur de Inglaterra.

Hablamos sin parar durante las 5 horas de viaje, al fin practicando ese tono inglés que tanto me gustaba y con el cual intentaba siempre enseñar inglés a Diego.

Increíblemente, Neil tampoco sabía porqué había venido a Baikal, ya que se estaba dejando llevar. Se había tomado un año sabático, y estaba viajando por el mundo. Olkhon le había llamado profundamente y no sabía porqué.

Lo que comenzó siendo un simple pediatra de Inglaterra, terminó siendo un viajero en búsqueda de sí mismo, que increíblemente estaba aprendiendo a Meditar, y que ¡¡¡INCREÍBLEMENTE, ya había preparado todo su viaje para en el mes de Junio realizar todo el Camino de Santiago!!!

Cada vez que hablábamos, cada vez más se interconectaban nuestros propósitos y caminos.

Por alguna razón nos habíamos encontrado en un bus donde… ahora que lo pienso, si teníamos todos los días un chofer privado, ¿Por qué nos habían enviado en ese bus?

La Bienvenida

De camino al Puerto, algo asombroso nos escoltó durante largo rato, tal vez, estaba forjando o celebrando una unión, la nuestra, dándonos la bienvenida a la región, y diciéndonos que estábamos ya unidos para lo que habíamos venido a hacer. Un enorme arcoíris circular rodeaba al sol como una aureola enorme. Una extraña nube se acercó al sol generando una especie de rostro que se coloreaba de los siete colores. Casi durante media hora pudimos ver esos colores en el cielo, y con una sonrisa nos unimos en el viaje coronados por los chakras que se abrían desde el sol.

VIDEO NUBES EXTRAÑAS

Cuando llegamos al puerto, nos encontramos con la situación más extraña e impresionante de todo el viaje: el muelle estaba congelado, y el hielo llegaba hasta unos 300 metros dentro del lago desde el pequeño puerto. Lo extraño fue cuando naturalmente, la gente empezó a descender y arrastrar sus maletas y bolsos por el hielo caminando hacia el interior del Lago. Los tres quedamos perplejos, no lo podíamos creer, y como nadie nos dirigía la palabra, tuvimos que interpretar el seguirlos.

Bajamos al resbaladizo y a veces crujiente hielo del Baikal, y caminamos hacia donde podía verse el agua.

Allí nos detuvimos, en el borde, a la espera de un bote, que parecía más una lata oxidada flotante, que se incrustó en el hielo frente a nosotros. Subimos las maletas y con el temor de caer resbalando al agua helada, subimos trepando por al punta del barco.

Estábamos fascinados, y con Diego felices de sentir que nos acompañaba una especie de aquel personaje al que tanto apreciamos: Neil tenía un importante aire en su personalidad que nos recordaba a Mr. Bean.

Su forma de hablar, andar, filmándose a sí mismo y sacando fotos a cada cosa que se le cruzaba, nos recordaba a la película del Viaje de Mr Bean.

Sin poder dejar de reírnos y sorprendernos por la situación que estábamos viviendo llegamos al otro lado, a la isla de Olkhon, con más sorpresas… allí, debíamos bajarnos y caminar por gigantescos trozos de hielo que estaban separados y se tambaleaban en el agua. Con paso firme y rápido seguimos la línea de personas y maletas por otros 300 metros de hielo, hasta llegar a tierra firme.

La Isla de Olkhon

Otra hora de bus nos esperaba hasta llegar a Huzhir, el pueblo donde nos alojaríamos. Olkhon, en lengua buriata, significa “tierra de pocos árboles”, y es algo característico de la isla. Extensas colinas secas decoraban un paisaje de tundra hasta nuestro alojamiento.

Muy pocos poblados existen en la isla, y Huzhir era el más grande. Allí había hostales para los viajeros que normalmente vienen en Verano. Frente al pueblo, está la roca Burján, que según dicen, es la Roca del Chamán, donde éste, en una cueva, hacía los rituales, en el centro de lo que ellos llaman la Imagen del Viejo Baikal, acostado, por la forma de la roca.

Todas las casas son de madera, y la apariencia de los poblados es de abandono total. Lo extraño de cada casa, es que todas las ventanas y puertas están pintadas y decoradas de una manera chillona, celeste y blanco, rosa, normalmente colores claros, pero nada que ver a las maderas.

Ninguna casa tiene baño interno, todos los baños, parecen cuchas de perros con un pozo negro, sin luz. Fue la primera vez en el viaje que usamos nuestras linternas en la cabeza para ir al baño de noche, a 5 grados bajo cero.

Las personas, como son claramente rusas, tienen una forma de comunicarse bastante tosca, y la mujer de nuestro alojamiento, quería atendernos con cariño, pero semejaba querer matarnos cada vez que nos ofrecía el desayuno o alguna colaboración.

Neil se quedó en otro sitio, más cerca del lago, nosotros, a 20 minutos de allí caminando, pero algo nos atraía profundamente a él y sabíamos que teníamos que compartir nuestra estadía con él.

Al otro día temprano, nos pasaría a buscar un chofer de la isla, Anatolio, un típico ruso, con su gorro negro de orejeras, abrigo estilo cazador, bigote a la moda de Stalin, pero el hombre más amable y amoroso que nos cruzamos en la isla. Parecía que en algún momento sacaría una escopeta y nos dispararía, pero incluso hasta nos dio de su comida y compartió momentos con nosotros. Muchos en la isla se dedican a la pesca, y con orgullo nos mostró sus últimas capturas: estaba claro que todos eran Omul, una especie de pez que sólo existe en Baikal, y el cual comimos casi todos los días.

En un ruso en señas, le dijimos que queríamos pasar a buscar a Neil. Con Diego pensamos que si Neil tenía que estar con nosotros, no sería complicado encontrarlo. Ni bien llegamos a su albergue, él sale caminando por al puerta. Los tres nos sorprendimos, y le dijimos que si quería venir con nosotros.

Accedió muy agradecido, recogió sus cosas y se fue con nosotros.

Hay muy pocos lugares que ver en la isla, pero todos son mágicos.

Nos detuvimos a ver unas pequeñas islas de camino, aunque nuestro objetivo era llegar hasta el Cabo Joboy, la punta norte de la isla, desde donde se ve perderse en el horizonte la parte más extensa del Baikal.

Elena nos dijo que también sería interesante para nosotros conocer al árbol más antiguo de la isla: tiene 500 años y murió por un fuerte rayo que lo partió. Y que lo que sería interesante es si pudiésemos ver alguna Foca del Lago, ya que son las únicas focas de agua dulce del mundo, aunque dijo que teníamos que tener demasiada suerte para divisarlas pues nadie las veía tan fácilmente.

Le dijimos a Neil que estábamos haciendo un proceso por el mundo de anclar la conciencia de miles de personas en nuestros pasos, y que Baikal fue desde el principio un lugar indudable. Le contamos nuestros descubrimientos sobre Xian, Bali, Japón y Australia, y que estábamos ahora intentando descubrir lo que nos llevaba a Baikal.

Le dijimos que al llegar a los lugares meditábamos para conectarnos con la energía del lugar y recibir respuestas e indicaciones, y que sería bueno que podamos hacerlo juntos.

Él nos preguntaba qué doctrina de meditación teníamos. Y nos reímos. Le explicamos que nuestro método era fluir, y que estaba invitado a fluir con nosotros: lo que sientas que debes hacer, es lo que debes hacer.

VIDEO GRACIOSO DENTRO DEL COCHE

Las antípodas que nos atraen

En uno de los puntos donde nos detuvimos, los tres nos encaminamos por la ladera de una colina entre grandes rocas, donde había en el centro un árbol. El árbol, así como muchos otros además de algunos postes, estaba lleno de cintas atadas a sus ramas que flameaban con el fresco viento.

Esas cintas eran una tradición chamánica, en la que se decía que los deseos y peticiones deben anotarse en una cinta y atarse en un poste o árbol, de esta forma, el viento arrastra las palabras y las eleva al cielo, donde los dioses leen las peticiones y deciden si corresponde realizarlas o no.

VIDEOS EXPLICACIÓN CINTAS BURIATAS

Allí, debajo de ese árbol, tocamos por primera vez nuestro cuenco nepalí.

Cada uno se sentó donde lo sintió y a su tiempo, y nos alineamos un poco con la energía del lugar. Seguimos camino hacia el norte, mientras explicábamos a Neil sobre nuestro descubrimiento de las antípodas y cómo hilvanábamos esa historia con nuestro encuentro.

Si el territorio donde nos encontrábamos era el opuesto a un territorio que fue base de conflicto en el año 1982 en el sur de Argentina, justamente por un enfrentamiento con Inglaterra por el control de las Islas Malvinas, no era una casualidad que del otro lado del mundo, nos hayamos encontrado dos argentinos y un inglés para hacer una activación de la conciencia de sanación en la parte oscura del territorio sudamericano.

Los pies del Mundo, como nos dijeron en Fuerteventura, Los ojos del mundo. Allí habíamos visto que Tierra del Fuego es la provincia que representa el pie de la Madre, así como Santa Cruz parte de las piernas hasta las rodillas… el andar. Y el andar, el avanzar estaba dolido por varias razones. Hace siglos, por la conquista, hace unos 200 años, por el desprecio de los gobernantes a esa tierra, pero el dolor más cercano, fue, para el que no sabe lo que sucedió, el último manotazo de ahogado de un gobierno dictatorial de la milicia argentina que al verse derrotada por su propio peso e incredulidad, creyó recuperar su valentía y poderío iniciando una guerra contra un país a más de 18 mil km de distancia, por una tierra por la cual en nuestra historia jamás nos habíamos preocupado: las Islas Malvinas.

Energéticamente, las dos islas representan frente al país dos huevos o dos fetos que la Madre aún no está preparada para gestar. Ambos están frente a sus piernas y pies, lo que implica que están en el camino de su futuro. Pero la Nación argentina quiso obtener y controlar algo que no le pertenecía, al mismo tiempo que Inglaterra, poseía esas tierras, sin ser de ella. Como cualquier hijo o fruto, no pertenece a nadie, sino a todos.

Pensándolo desde una perspectiva global, si el territorio sur de Sudamérica, representa geográficamente a la Madre Gestadora de una nueva conciencia, aquello que está gestando, ha sido despreciado y controlado, deseado la mayoría de las veces de una manera incoherente, con ansias de poseer, y se han convertido, desde los años 80, en un karma para el territorio. La Madre no puede caminar, porque en su parte más oscura, no se lo permite por desear controlar a aquellos que representan en cierta forma su progenie…

¿Qué hacíamos pues, dos argentinos y un inglés en la Siberia, reunidos hablando de Malvinas…?

Neil justamente era pediatra, y lo que estábamos intentando sanar era justamente eso, a los niños que gestaría esta tierra.

Puede parecer que para muchos países nada tenga que ver esta historia con ellos, pero si volvemos a mirar sin límites, sin gobiernos, sin historias nacionales ni conflictos entre las mismas, la geografía es compartida por todos, y por lo tanto, la historia que ella cuenta, también.

Para aquellos que hace tiempo seguimos el Camino de Harwitum, podemos tomar ya en cuenta que Argentina es la Gestadora de algo que queremos armar todos juntos, sin importar la nación, que sin Chile no podríamos hacerlo, y sin Bolivia no tendríamos el espíritu para llevarlo a cabo, sin Brasil no tendríamos fortaleza, y así cada región ofrece su parte a esta concepción de la tierra y el humano en la nueva conciencia.

Es por esto que un karma en las Pantorrillas y Pies de la Madre por querer controlar a sus futuros hijos, es un problema más grande que entre dos naciones. Si no destrabamos una parte, no se destraba lo demás.

Uniendo tierras entre hermanos

Entendimos en ese momento, que el Universo había armado un extraño escenario en que desde el otro lado del mundo, en la parte “oscura”, es decir, el opuesto, a ese sur americano patagónico, un inglés en conciencia, daría la mano a un argentino en conciencia, y juntos haríamos un juicio en el que extraeríamos parte de esa fuerza trabada en la oscuridad, para dar inicio a un mensaje diferente sobre lo que representan las Malvinas.

La ceremonia fue como habíamos dicho a Neil: fluida, y cada uno haría lo que sentía.

Tocamos el cuenco, y los tres nos conectamos con nosotros mismos en conjunto, en el borde del Cabo Joboy frente al Baikal blanco, alineando nuestra frecuencia con el lago, y atravesando nuestra conciencia hasta el lado opuesto del mundo, donde nos conectaríamos con la frecuencia del sur Argentino y Chileno.

Explicamos a Neil que Chile, nuestra nación hermana y sostén energético, implicó en los 80 un dolor también, por haber ayudado a Inglaterra otorgando bases donde aterrizar y repostar durante la guerra. Justo en ese territorio donde estábamos y hasta el horizonte montañoso en que nuestra vista se perdía, comprendía las mismas tierras chilenas, argentinas e isleñas por las cuales el universo nos llevó allí.

En ese momento, Diego hizo dos cúmulos pequeños de tierra donde depositamos la conciencia de Soledad y Gran Malvina. A su alrededor, colocó 7 piedras que representaban los karmas de las islas.

Mientras meditábamos, los tres fuimos tomando una por una, mostrándola al Baikal, uniéndola a las otras.

Yo hacía de juez, sin haberlo pensado, recibiendo las piedras que ambos me daban, y colocándolas en el cuenco. Allí, las hacía sonar, y las piedras vibraban emitiendo un sonido metálico horrendo mientras el espiralado sonido elevaba esa frecuencia negativa.

Nuestra conciencia fue puesta en esas piedras representando los dolores del territorio a 12 hs de diferencia, como símbolo de lo que comenzba a limpiarse.

Sólo bastaba comenzar a hacer difusión de este hecho, para que la conciencia se expanda y la red de miles comience a sanar realmente el lazo kármico de dolor de los pies de la Madre.

Al final, Neil y Diego se dieron la mano fuertemente sobre la tierra que representaba las islas, aún en meditación, sosteniendo toda la energía del sonido y lo que se había estado haciendo, como un pacto de unión sobre el territorio que representa la oposición de la Patagonia.

Tomaron ambos la tierra y juntaron cada uno un poco. Diego le dijo a Neil que una parte de esta tierra debía ser esparcida en Inglaterra, mientras que nosotros lo haríamos también al llegar a Argentina.  

Lo interesante de nuestra reunión, fue que allí, en el Plexo más sagrado y puro, en la Siberia Rusa, se unieron las energías del Corazón y los Ojos del Mundo para gestar la Corona.

Era necesario que el Corazón pueda ver con nuestros Ojos, y que nuestra mirada se torne desde el Corazón, sólo así, reconoceríamos nuestra Verdad interna, y podríamos activar nuestra máxima conciencia planetaria. Todo eso se vio en un segundo, y la señal fue grandiosa: a lo lejos frente al Cabo, durante todo el tiempo en que meditamos, tres gaviotas volaban en círculos sobre el hielo, pero más aún, fascinados vimos cómo un pequeño grupo de Focas descansaba sobre el hielo.

Colocamos cada uno una cinta con nuestro deseo escrito en ellas, en el poste al final de la isla, y nos despedimos agradecidos.

…Amazing… (sorprendente)

VIDEO DE LA MEDITACIÓN

Los árboles que hablaron

Nuestro chofer buscaba ese árbol milenario, pero no lo podía hallar. De camino de retorno, atravesamos un espeso bosque, sin hojas, y frenó frente a un árbol que había sido partido por un rayo y extrañamente la parte superior se había introducido en la parte inferior. Dijo que posiblemente era ese.

Lo acaricié, lo rodeamos, pero no se sentía como tal. De todas formas, nos encaminamos hacia dentro del bosque, y de repente un sonido me llamó la atención. Recordé que Sabri nos había contado que en Argentina los árboles comenzaron a hablarles con sonidos extraños que venían de su interior. Pude sentir lo mismo, y nos acercamos a ellos. Luego dejé de oírlo, y cuando me vi rodeado en un círculo de altos pinos, mis piernas comenzaron a pesarme mucho. Caí de rodillas, y entré de repente en un extraño estado de meditación. 

Pronto escuché sin palabras la energía de lo que los árboles nos estaban trasmitiendo:

“El Viejo Sabio ya se ha ido, hoy somos nosotros quienes mantenemos su mensaje. El Viejo sabe que esta isla es un motor, es una rueda que regenera la energía del mundo, y deben hacerla girar.

Para seguir en el Camino, sus cuerpos deben mantener la firmeza, fortaleza y flexibilidad de un árbol, pero no podrán lograrlo si no se toman el tiempo para hacerlo… 

Sé un árbol…”

Recordé lo que siempre decía en los talleres y me pregunté, ¿lo hacía realmente yo? ¿Seguía mi propio consejo?

Algo me quitó los pensamientos, y de repente, sentí, pude perder la noción del tiempo, y en ese enorme silencio siberiano, fuimos árboles durante un buen rato.

Diego y Neil, estaban igual que yo, esparcidos por el bosque, acostados, conectados con los árboles, cada uno a su manera, pero en armonía, silencio y en red.

Los árboles nos sostenían. Al despertar sentí:

“Un mensaje del Viejo Sabio: 

una piedra les espera en Burján,

esa piedra tiene la energía de Baikal,

de transformar y purgar el mundo.

Debe irse con ustedes al siguiente paso”

Comprendí que esa piedra, estaba destinada a ser lanzada en el Estrecho de Hormuz como un foco de trasmutación. Tal vez al llegar allí la encontraríamos.

Al despertarnos todos, sentimos una gran necesidad de abrazar profundamente a los árboles. Mientras lo hacíamos cada uno por su lado, todos de repente nos sorprendimos: nuestro chofer, con una gran sonrisa, también estaba abrazando a un enorme árbol con todo su ser.

VIDEO CON LOS ÁRBOLES

La Cueva del Chamán

Llegados a Burján, esa hermosa e impresionante roca, caminamos los tres sobre el hielo a su alrededor. Elena nos había hablado sobre una cueva, donde el chamán realizaba sus ritos, y trepando entre hielo y rocas, pudimos encontrarla. Nos sentamos allí un momento, y mientras el cuenco sonaba, los tres meditábamos en ese lugar tan sagrado por tantos  miles de años, y entre tantas piedras, en el suelo, pude ver la Roca que se iría con nosotros. Brillaba en algunas partes y resaltó entre las otras. La tomé, la acerqué al cuenco que Diego tocaba, y honrándola y agradeciendo a Burján, guardamos esta piedra que sería entregada allí donde la energía debía transformarse.

Nos despedimos del sol de la manera más única jamás pensada para nosotros: sobre el hielo, adentrados en el lago Baikal, junto a una enorme grieta donde el sol se reflejaba de la manera más hermosa que hayamos visto.

Al día siguiente, nos encontraríamos con Neil, pues era momento de entregar la Llave al Viejo Baikal.

La Llave más fría de Todas: la Llave Inglesa

A las 9 de la mañana, pasamos a buscar a Neil por el albergue, ya que el suyo estaba a unos pocos metros de la costa, y nos fuimos los tres caminando a través del hielo resbaladizo. Sus pasos temerosos nos volvían a hacer recordad a Mr Bean. La caminata fue muy graciosa, pues Neil hacía 5 pasos y se detenía. Yo ya había caminado unos 150 metros delante, buscando una abertura en el hielo donde depositar la llave.

En el medio, Diego resbaló y cayó con cámara y todo de lleno en el hielo, a lo que Neil, fue cada vez más lento.

Cuando me encontré con Diego junto a la grieta, me acerqué para ver qué tan profundo era, y de repente un susto me corrió por todo el cuerpo: ¡bajo mis pies el hielo empezó a hundirse! Esa capa se había creado la noche anterior, y estaba suave y nada firme. Me lancé de costado al  hielo más atrás y resbalando pude escapar del hielo resquebradizo. 


Nos empezamos a reír, pero mis pies quedaron muy bien marcados en el hielo… Ante esto, Neil se detuvo como 100 metros atrás diciendo: ¡I’m Ok here!

VIDEO UN POCO DE HUMOR INGLÉS

Cuando logramos convencerlo de acercarse a la parte firme de la grieta, nos dispusimos a llamar a los elementales y a despertar al Gran Baikal y Burján con el cuenco. Yo crucé la grieta y me encargué de los sonidos. Llamamos a los 4 puntos cardinales, al cielo y a la tierra, mientras Diego y Neil meditaban concentrados en la llave y en la gratitud por el lugar.

Explicamos a Neil que estábamos conectando la conciencia del mundo y los lugares sagrados mediante unas pequeñas llaves de Cobre, ya que cada sitio que visitamos es un portal, y necesitaba su llave. Le expliqué allí que la llave es un símbolo que permite que con solo verlo, estemos todos conectados al mismo tiempo con todos los lugares sagrados en que hemos puesto una. Las llaves son de todos, por eso nosotros nos hemos dispuesto a entregarlas por todos, pero nos dijimos que en los momentos que supiésemos que alguien más unía su conciencia al camino, ese alguien sería quien entregue la conciencia, por eso Diego ofreció la llave a Neil. Con una gran sonrisa y honor, en completa meditación y respeto, Neil se acercó a la grieta, y suavemente dejó caer la llave, la cual se desvaneció cayendo en espiral.

Honramos a los seres que nos rodeaban, y nos despedimos los tres juntos del Baikal.

VIDEO ENTREGA 10° LLAVE
(en donde dice cc en el video pueden activar los subtítulos)

Con un gran abrazo nos despedimos de Neil, con esperanzas de rencontrarnos en Inglaterra o en el Camino de Santiago.

Estamos seguros de que los tres comprendimos ahora porqué viajamos al Baikal, el único lago que jamás envejece.

VIDEO BLOOPER EN EL LAGO

VIDEO GRACIOSO MOMENTOS EN OLJÓN

Valentín, el Chamán

Esta vez nuestra salida de la isla fue más glamurosa. Estábamos Diego y yo solos, y el hielo esta vez, estaba más derretido a pesar de haber pasado sólo un día. Por eso, nos fue a buscar una lancha deslizadora, algo increíble que se desliza sobre el hielo y el agua.

Del otro lado, nos esperaba Elena, y sobre el coche, el Chamán. Al verlo, nuestra sorpresa fue grande. Hacía meses buscábamos información sobre los chamanes de la isla, y lo que más encontramos fue noticias y entrevistas que se hicieron a un chamán buriata que tenía seis dedos, Valentín. Era increíble tener ahora para nosotros a Valentín.

Él estaba dispuesto a hacer ceremonias en los lugares sagrados. Nosotros sólo queríamos hacerle unas preguntas, pero nos alegramos al ver que estábamos recibiendo mucho más.

Valentín es un gran defensor del pueblo y las tradiciones buriatas. Cuando llegaron los Cosacos, ellos fueron puestos en un muy lejano lugar, y hasta el día de hoy no eran reconocidos por el gobierno.

La cultura chamanista es muy importante en la región siberiana del Baikal, aunque comparte su espacio con hinduistas y budistas provenientes de Mongolia, y con Ortodoxos, provenientes de Rusia.

Nos expresó su dolor e indignación por la falta de respeto que los Rusos tienen sobre sus tradiciones y lugares sagrados. Dicen que en las escuelas se quitó el enseñar la lengua buriata para remplazarla por el inglés, y que como ellos no poseen ninguna iglesia ni templo, pues sus centros de culto son lugares naturales, la gente no cuida dichos espacios.

Fue él quien logró recuperar los antiguos juegos que se realizaban cada tanto alrededor de la montaña sagrada de iord, y por eso le estaban otorgando condecoraciones del pueblo. Lucha mucho por los derechos del pueblo y las tradiciones.

Hablar con él nos demostró una vez más cómo las noticias cuentan sólo lo que les interesa, amarillismo. Pues sólo hablaban de los ritos y de sus seis dedos, pero nunca de lo que realmente era su tradición y su mensaje.

La tradición decía que un chamán debía de tener algo extraño en su cuerpo para llamarse chamán, en su caso, tenía un dedo de más, lo que lo hacía importante para su cultura, razón por al que se convirtió en chamán.

Lo interesante fue cuando comentó: “dicen que para ser un muy buen chamán, es mejor haber nacido con un hueso de más, superpuesto a otro”

Al comentar esto, Diego le dice que su familia materna, tiene ciertas raíces chamánicas, y además, él, tiene un hueso de más. Diego le mostró al chamán que en su pecho, a la altura del corazón tenia ese hueso de más, sobre una costilla. Esto puso contento al chamán, y dijo a Diego que si quería aprender cómo ser un chamán, él estaría dispuesto a que se quede y enseñarle. El chamán estaba muy contento de ver que Diego tenía uno de los símbolos que su cultura considera importante, lo que lo abrió más con nosotros.

La primer Chamán: una mujer

Valentín nos quería llevar a tres lugares, pero el primero era obligatorio.

En el medio de una planicie entre montañas, nos detuvimos en el descampado, y allí había una roca lisa que se podía ver bien blanca en el centro. Al acercarnos, vimos claramente que era un falo de mármol de menos de un metro de altura. Dijo que ese sitio era como un portal para su cultura, un símbolo de fertilidad. Recordé que en Roma, Grecia y muchas otras culturas, también tenían esculturas fálicas de mármol en la entrada de sus pueblos, como símbolo de control del territorio, algo que anunciaba al enemigo: aquí somos bravos, cuidado.

Valentín le tocó el tambor a la piedra tallada, y esparció leche por su superficie. Según los buriata, la parte más pura del cuerpo es el dedo anular, y el alimento más puro, es la leche, por eso, para pedir fertilidad y permiso, debíamos todos rociar el falo de leche con nuestro dedo anular. Dijo unas palabras en otro idioma, y antes de seguir nos explicó que desde que se recuerda ese falo ha estado allí. No fueron los Buriata quienes lo pusieron, y nadie sabe quién lo hizo, sólo saben que es algo muy sagrado, y lo respetan como tal.

Seguimos unos pocos quilómetros más adentrándonos en las montañas, y el chamán le dijo al chofer que pare.

Nos habló, y Elena traducía. Dijo que a este lugar nunca trae a nadie, pero como es extraño que dos argentinos y tan jóvenes vengan de tan lejos por la conciencia hasta aquí, decidió llevarnos a conocerlo.

Cuando llegamos fue asombroso: Pinturas Rupestres. Esas pinturas contaban una historia que Valentín nos narró más o menos así:

“Al principio, el hombre era como otro animal, tenía pelo por todo el cuerpo, colmillos, garras, y convivía con los demás animales. Antes, Siberia era similar a África, con elefantes, rinocerontes, tigres… pero hubo un tiempo en que el hombre se cansó de ser así. Él se quejó a los dioses en el cielo porque se aburría en la Tierra, y uno de los dioses se enfadó porque no respetaba los tiempos, entonces éste le sacó al hombre todo lo que tenía: las garras, colmillos, el pelo, y lo dejó como es ahora.

Los primeros hombres que se crearon así, no venían de África, sino de Asia, y en el este, 55 dioses hicieron descender al nuevo hombre por un puente de Arco Iris.

El primero se creó por la arcilla, y fue diferente de los animales.

El alce fue el animal que se quejó a los dioses, cuestionando por qué se le había dado inteligencia al hombre, pues ahora los matarían a todos. Pero los dioses no hicieron caso al alce, y el hombre comenzó a matar.

Uno de aquellos 55 dioses, quiso regalar parte de sus poderes a los hombres, para que pudieran permanecer conectados con el Universo. Éste se convirtió en un águila y voló por la tierra, hasta que vio a alguien acostado descansando y se acercó. Este humano era una mujer, y fue a ella a quien se le dieron todos los conocimientos de los dioses en la tierra.

Así empezó el matriarcado en el mundo. Mientras nos mostraba las pinturas, nos contaba la historia, mostrándonos claramente al alce, a hombre salvaje, y a la mujer chamán frente al alce. Él decía que esa pintura era de la época del matriarcado.

El matriarcado duró mucho tiempo, hasta un día, la mujer se cansó de gobernar y le dio parte de su poder a un hombre, y así comenzó la época del patriarcado.

Hoy, el hombre sigue gobernando, y por eso mata a todo a su alrededor.

Esta historia resonó demasiado a todo lo que veníamos hablando. La Mujer como primera conectora entre el cielo y la tierra, el matriarcado, el puente de Arco Iris, todo volvía comprar sentido otra vez más en Siberia.

Nos dijo que el chamanismo nació de la mujer como una forma de conocerse a sí mismo, y que el chamanismo existe en todo el mundo, pues sus dioses son en todos sitios los mismos. Su explicación fue: las religiones nacen de un lugar y se expanden llevando o imponiendo una creencia de algo que sucedió en un lugar concreto, con personas concretas, adorando a personas que muchos no conocen. Pero el chamanismo no hace eso, el chamanismo honra a lo que todos compartimos: ¿Hay montañas en Argentina? Preguntó. ¿Hay ríos, árboles, lagos en Argentina? Nos preguntó.

Sí, respondimos. Entonces tanto allí como aquí podemos adorar a los dioses, porque son los mismos. Y los únicos que nos dieron la vida, son nuestros padres.

Nos mostró que en su pecho, así como los cristianos llevan la cruz, ellos llevaban un colgante con las fotos de su padre y madre humanos.

“Ellos son los que nos dieron la vida, pues entonces a ellos hay que honrar”

Nos contó que hace un año, chamanes de Latinoamérica lo habían venido a visitar; de México y Perú se reunieron en Baikal para compartir su historia.

El chamanismo honra la vida y la forma de conectarse uno mismo con la vida, más que religión es una forma de vida. Esta forma de vida nació en Siberia, hace miles de años, y se trasladó a las Américas por el estrecho de Bering. Podría decirse, que estábamos ante los padres de todas las culturas chamánicas que poseemos en América.

Esto era bastante llamativo, pues reconocer que las culturas ancestrales de nuestra América, la esencia espiritual de las tierras que poseemos, nacían desde el Baikal, era algo importante de reconocer. Ese lugar era muy Sagrado.

Desde aquí seguimos camino a la montaña sagrada de iord. Lo interesante de esta montaña, es que parece más un montículo de piedras y tierra que una montaña saliente… está en el centro de un pequeño valle, y al ver alrededor, con Diego compartíamos la misma emoción. Nos sentíamos como en Nueva Zelanda. Eso que veíamos no eran simples colinas, sino ruinas de milenios de antigüedad. Iord, en realidad, parecía ser una especie de pirámide de Xian, pero pequeña y hecha de piedras. Por alguna razón fue sagrada durante miles de años, siendo que no es tan impactante.

Allí nos sentamos, y él se dispuso a hacer una ceremonia… la mejor ceremonia.

Lo único que hicimos fue sentarnos en la ladera del monte y tocamos juntos el cuenco. Nos relajamos y nos dispusimos cada uno a su tiempo a meditar. En silencio, los tres estábamos en conexión con el lugar, cada tanto hacíamos sonar un cuenco… pero volví a sentirme árbol.

Luego, respiró profundo, y tocó el tambor chamánico. Al silenciar, nos dijo: ¿qué preguntas tenían para hacerme?

Hablamos de varias cosas, de entre ellas, nos contó que para los Buriata y Mongoles, el renombrado Chingis Khan, era muy importante y lo sigue siendo. Lo notamos, ya que puso una estatuilla de éste sobre una roca.

Podríamos decir que este emperador Mongol se consideraría hoy en día como una especie de Hitler, alguien que quería unir y poner el orden en la tierra, pero para eso generó un genocidio sin presentes. Ellos están orgullosos de que aquél emperador logró extender su imperio hasta Bulgaria y Turquía, la India, Siberia y Japón, incluso Camboya, con lo cual fue un Imperio enorme en el cual pretendió traer la mayor paz. 

Con orgullo nos dijo también que el Imperio Chino era muy fuerte, por lo que no debía resguardarse de ningún ejército ni pueblo, pero sí de uno: el Mongol. Fue por eso que construyeron la Gran Muralla, la cual para los Mongoles, más que una maravilla, es una deshonra del pueblo Chino.

Allí nos compartió la visión de la realidad Buriata, y algunas historias de sus orígenes. Fue interesante saber que ellos creen que vinieron seres de otros mundos y que aún siguen por allí, dando vueltas en sus naves, pero que ellos jamás los considerarían dioses, pero los dioses no se pueden ver, y ellos son visibles.

Una historia interesante que complementa la nuestra, era que hace mucho tiempo, había problemas en el Baikal, y mucha gente se enfermaba. Por eso, los dioses decidieron enviar a sus hijos a la Tierra para ayudar a los humanos; dijo que ellos bajaron y empezaron a vivir entre nosotros, y que aún hoy siguen estando aquí.

Todas las historias del Mundo encajan unas con las otras, todas las realidades, leyendas, mitos, pensamientos, se unen cada vez más estrechamente.

Es indudable ya casi dudar de dónde provenimos y hacia dónde vamos, y cómo se entrelazaron nuestras historias alrededor del mundo y la galaxia.

VIDEO CON VALENTÍN POR LA ZONA

¿Cuál es el mensaje de un Chamán Buriata al mundo?

El mensaje es sencillo, es el mismo mensaje que cualquier religión, pensamiento, filosofía, creencia, movimiento social o un familiar pueda darnos: 

"Estamos al borde de un escalón todos los humanos, es tiempo de decidir si bajamos, o seguimos subiendo. Para seguir subiendo, debemos respetar a los dioses de la naturaleza, honrar a nuestros ancestros, amarnos los unos a los otros libremente, y no desear al otro lo que no deseas para ti mismo. Y sobre todo: ser feliz y disfrutar la vida."

Con ganas de volver a rencontrarnos en algún momento, nos despedimos cariñosamente de Valentín quien contento nos cantó una canción tradicional frente a su casa y nos presentó a su hija.

Nos dijo que sólo dos cosas se recuerdan en la historia de las personas: La Sabiduría y las Hazañas, y que nosotros estábamos cumpliendo con las dos, al lanzarnos al mundo, a irnos tan lejos de casa para mostrar al mundo desde lugares inhóspitos la realidad de la conciencia e historia humana para volver a recordar quiénes somos.

Dijo que nos agradecía por eso, y que lo recordaría.

Con esas palabras de ánimo del chamán, seguimos camino a Irkutsk, donde prepararíamos nuestras cosas para dirigirnos hacia el nexo donde un nuevo Camino surgiría en Harwitum: el Estrecho de Hormuz.

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