Episodio XXVI: Katmandú - Nepal

EL SECRETO ES KATMANDÚ

¿Por qué Nepal?

En un viaje como el nuestro, era muy probable pensar que no dejaríamos a la India de lado, uno de los destinos más buscados y transitados por aquellos que se están rencontrando con la espiritualidad. Pero la verdad es que ese país ni se nos pasó por la cabeza.

Con Diego coincidíamos de que ese era un país que hacía mucho tiempo había dejado de ser el flujo de la energía que reconecta, y sabíamos que no era necesario ir allí y que no tenía nada que ver con Harwitum. Sí, claro estaba, era un país que ayudaba a muchos a aprender el desapego y a incursionar en la conexión con uno mismo, pero no con la conciencia planetaria dentro de la red magnética del cambio.

Hacía tiempo que veníamos preparándonos para este viaje sin saberlo en la mayoría de los casos. De entre eso, muchas canalizaciones que amigos tuvieron, dentro de ellos Alcho, un genio en muchos sentidos de la vida, quien canaliza de una manera espectacular para el Plan, entre tantas cosas bajadas desde los niveles sutiles, una frase quedó muy clara: EL SECRETO ES KATMANDÚ.

Nunca entendimos qué quería decir, pero sí entendimos que algún día Nepal sería clave para el Secreto.

Cuando Harwitum inició, Nepal fue uno de los primeros lugares en ser asegurados.

En Bali, nuestro guía Suar nos dijo que mucha gente dice que sólo existe otro lugar parecido a Bali, y ése era Nepal. Tal vez, allí nos encontraríamos con otra tierra que nos enseñaría a agradecer y honrar la vida… tal vez.

Alina, nuestra astróloga de viaje y canalizadora, también había hecho de entre tantos pronósticos uno muy importante el cual repitió varias veces un día: Nepal, cuidado en Nepal por quebraduras, golpes… en general, mucho cuidado porque puede haber quebraduras.

Tal vez Alina haya sido también alguien que nos estaba anunciando algo.

Y todo esto se lo tenía en cuenta desde hacía tiempo, incluso más cuando nuestros guías interdimensionales nos decían: Esperen en Silencio, pues la transformación llega tras Tibet… y allí estaba Nepal.

Ese país indudablemente nos decía algo, incluso hacíamos bromas los 4, ya que hacía justo un año atrás, Gaby había estado en Nepal, en Katmandú, y no pudo conocer prácticamente nada, pues una compañera de viaje pisó mal un escalón y se quebró el tobillo, a lo que tuvo que estar junto a ella el resto del tiempo en el hospital hasta que fue llevada nuevamente a Argentina, con lo cual Diego se reía diciendo que ahora se iba a quebrar ella pero no íbamos a ir al hospital!!

Nepal fue motivo de cuestionamientos y risas por ese tema, y tras 12 días de incomunicación, sería nuestro rencuentro con las redes.

Video Harwitum llega a Katmandú

El Reflejo de China que se hacía materia

China, era la antípoda de Argentina, y fue tema de todos los días que lo que estábamos haciendo era pasar por la parte Oscura o el Karma de la Madre Gestadora. Era éste uno de los ítems a tener en cuenta: el lado oscuro de la Madre. ¿Qué procesos nos traería el pasar tanto tiempo en esas tierras?

Indudablemente, algo con las Madres.

En esos días entre Xian y Tibet, a Diego le confirman que a su madre, le había dado positivo el análisis de la biopsia, con lo cual fue un golpe muy bajo para él en esos días enterarse de que nuevas células cancerígenas habían aparecido en su cuerpo otra vez.

No obstante esto, el constante apoyo que ella representaba para él siguiendo el blog y aprendiendo a utilizar el Facebook para mantenerse conectada con nosotros, mantenía una fortaleza en él.

Por su lado, Maga vivía el proceso en silencio con su madre, quien cada vez parecía tener más problemas de salud. Sentíamos que en el último tiempo, el cuerpo de Maga estaba con nosotros, pero su alma estaba pendiente de los sucesos que en Buenos Aires acontecían.

Eran muchas cosas que se movían en el interior y debíamos mantenernos fuertes y firmes para poder seguir.

Cuando pusimos el primer pie en Nepal, todo de repente pareció retorcerse, y todos aquellos avisos y palabras que tenían los nombres de este país y esta capital, cobraron sentido en un segundo:

“Gaby golpea la puerta de nuestra habitación, y nos da la noticia: la madre de Maga había tenido fuertes convulsiones y estaba internada en el hospital, y de la nada, la madre de Gaby había resbalado y al caer se había quebrado la cadera. Ambas madres dependían casi absolutamente de sus hijas, y no había nadie más que pudiera encargarse de tales situaciones. Maga no tardó en decidir tras saber que su madre se había caído en la calle, que, debía volverse inmediatamente a Buenos Aires.

Gaby decidió que nos acompañaría hasta Rusia, pero ese mismo día la situación de su madre cambió mucho negativamente, y de urgencia marchó también rumbo a Rosario.”

Las quebraduras o quiebres eran las palabras claves de todo lo que se nos había dicho.

A partir de Nepal, Diego y yo seguiríamos el Camino Harwitum solos físicamente.

Sentados uno frente al otro, respiramos, y sabiendo de antemano que esta situación tarde o temprano se daría de una forma u otra, emprendimos camino a seguir con Harwitum.

“Percy Jackson y el Ladrón del Trueno”

No hicimos más que acostarnos luego de un día tan movido, y con Diego dijimos, encendamos la tele y veamos algo que nos queme las neuronas un rato.

A penas encendimos la caja mágica, comenzaba una película: “Percy Jackson y el Ladrón del Trueno”. Y pensé: _¡Oh Dios! ¿No pueden poner alguna otra estupidez más grande para ver?

Hasta que esa expresión se transformó en… _¡Oh Dios! ¡Increíble!

Algo no habíamos cerrado desde la Historia de las Pirámides de Xian, y algo querían que a lo largo del plexo y hasta Medio Oriente, desentrañemos sobre una historia en particular de la mitología antigua. No podíamos quemarnos la cabeza con películas como Los Ángeles de Charlie o algo por el estilo, no, nos ponían más señales para que no nos olvidemos de lo que habíamos venido a hacer: desentrañar la Historia.

Percy, es el nombre americano para Perseo. Los americanos habían hecho una extraña paradoja típica de Hollywood con chicos que van a la escuela y descubren que son dioses y demás, y uno se termina enamorando y siempre gana el bueno, pero lo interesante es que en la misma semana, nos habían puesto en libros, en la tele, y en las pirámides, la historia de Perseo, que se sube a Pegaso, para cortar la cabeza de Medusa, para salvar a su madre de un rey malo, pero que termina al final salvando a Andrómeda por esas cosas de la vida, de las fauces de un extraño monstruo marino. Las constelaciones nos hablaban de algo que no querían que dejemos pasar por alto… ¿Qué relación teníamos con Andrómeda, y porqué Perseo era la clave de este tramo del viaje?... al menos por ahora…

Katmandú, el paraíso de los Ojos

Habíamos pasado dos días encerrados en el hotel, actualizando el blog, previendo lo de Justin TV, y acomodando varias cosas antes de seguir solos, por eso, una vez que Maga ya se había ido, esa noche con Gaby nos dispusimos a salir al día siguiente y recorrer Katmandú antes de la partida de su avión, tarde por la noche.

Pero no fue cualquier recorrido…

Antes de comenzar con nuestra extraña estadía en Nepal, pedimos a Alcho que se conecte como él lo sabe hacer, y nos diga algo más que complete aquello que hacía meses nos había dicho sobre esta ciudad.

Al otro día, recibimos un mail con el siguiente texto de su parte:

“Katmandú es el paraíso de los ojos.

No se sientan observados, abran las puertas del alma.

El plexo es dar, es mirar regalando, es compartir una mirada y unir para siempre. Enciendan la luz, el interruptor esta frente a ustedes, estiren sus manos y la Luz brillará entre donde los monjes esconden el Vientre.
El latido del corazón de una niña fue hecho a partir del árbol que enraíza el Ne-pal. Escuchen sus consejos, el construir no siempre significa forjar, sino unir con delicadeza...

lo eterno besa lo preciso.
La espada de Lis del guerrero, es lo que el plexo regala, el secreto se esconde donde pocos lo ven: en lo cotidiano.”


Video de un fragmento de la nota

Sin palabras y sin pensar mucho ante lo dicho, nos decidimos a encontrarnos por la mañana con nuestro Guía nepalí, Manoj, quien gracias a Dios sabía muy bien español.

Manoj había vivido en Valencia por una beca de estudios de lengua española y ahora se dedicaba a ser guía turístico de españoles entre Nepal, Tíbet, China y Bután.

Fue el primer guía que entendió que éramos viajeros y no turistas, e íbamos a meditar. También tenía un blog de viajes, y le contamos sobre lo que estábamos haciendo alrededor del mundo, y desde ese día, nos está siguiendo por el Blog.

La Agencia de Viajes de Beijing, como en todos lados, había enviado cualquier cosa a Nepal, y Manoj no sabía ni en qué idioma hablábamos ni qué queríamos hacer, por eso había preparado todo un itinerario, el cual decidimos no hacer.

Nos dijimos: vamos a ver qué pasa, dejémonos fluir y descubramos el mensaje de Alcho.

Manoj nos dijo que debido a la forma que estábamos haciendo nosotros el viaje, no nos llevaría a donde normalmente lleva a los turistas, sino que nos llevaría primero a un Monasterio donde podríamos al fin ver a Tíbet.

El alma de Tíbet ahora vivía en Nepal, pero lo interesante, fue que no sólo se exilió a Nepal, sino que era desde aquí desde donde Tíbet obtuvo lo que fue posteriormente. Nepal ofreció a Tibet las herramientas para que los hombres puedan con disciplina canalizar la esencia de Shambala.

video antes de comenzar a descubrir

Siguiendo el mensaje de Alcho

Manoj nos contó que la historia de los templos y sabiduría Tibetana, provino de Nepal en realidad, cuando un antiguo Rey del Altiplano, se casó con una princesa Nepalí, llamada Tara, quien llevó a esa región el Budismo. Los tibetanos, antes tenían la religión del Bon, honrando la naturaleza, pero desde ese momento, debido a ese amor por Tara, Tíbet optó por seguir a Buda. Desde ese entonces, Nepal y Tíbet son naciones totalmente hermanas, incluso teniéndola a ella como una diosa en su país.

En ese momento Manoj dijo: “…incluso el nombre de Nepal fue dado por los Tibetanos. Nepal viene de las palabras Ne y Pal, que significan: Casa de Lana. En aquél entonces, Tíbet obtenía toda su Lana desde Nepal, por eso el nombre…”

El mensaje de Alcho decía: “…a partir del árbol que enraíza el Ne-Pal”

Justamente separada como Manoj nos lo dijo.

Pero, ¿qué significado tenía todo eso?

Llegados al Monasterio, en lo alto de una colina, desde donde se podía ver en 360 grados todo el valle de Katmandú, nos acercamos al templo al oír los cantos de los monjes. Manoj dijo: “acérquense y aquí podrán ver el verdadero Tibet”.

Nos sentamos en el portal, y más de un centenar de monjes aprendices entonaban sus mantras y oraciones dentro de ese enorme templo colorido. Cada tanto unos sonidos acompañaban al compás, y desde niños hasta ancianos, cada uno cuando lo sentía, se unía al unísono en esas oraciones.

Nos sentamos cerca de las puertas, a meditar dentro de ese espacio tan lleno de monjes, y entonces nos dimos cuenta: “allí donde los monjes esconden el vientre”

Mientras rezaban y mantralizaban, todos los monjes, los casi 200 monjes, tenían su vientre cubierto con una túnica amarilla, que al terminar los mantras, todos se quitaron.

Sus cantos nos hacían una presión incalculable en el tercer ojo, y sentimos que comenzábamos a reconectarnos otra vez.

Era probable que retomásemos aquí el sentido de muchas cosas. Nepal no era sólo para reconectar la conciencia, Nepal era para reconectarnos con nosotros mismos otra vez: centenares de monjes nos observaban… no se sientan observados, abran las puertas del alma.

Así lo hicimos, nos dejamos abrirnos, y después de mucho tiempo, comenzamos a sonreír. Sentimos que una partecita dolida de nuestro ser se unía con nosotros volviendo tímidamente al corazón. Estábamos recuperando la conexión, la fluidez, y nos abríamos a la transformación del alma.

Los monjes terminaron de orar, se quitaron sus túnicas amarillas, y marcharon a comer.

Nosotros sabíamos que debíamos seguir, y que el próximo paso, eran los Ojos de Katmandú.

Video recorriendo el templo

La Gran Estupa

Katmandú resguarda la estupa más grande del mundo. Una estupa, es una especie de templo cerrado, sin ningún tipo de acceso, donde se depositan los objetos sagrados y de devoción, un lugar puro donde los creyentes se dirigen para conectarse con la divinidad.

La Gran Estupa de Katmandú, es famosa por sus bellos y decorados ojos, que miran hacia todas las direcciones.

Éstos son los ojos de Buda. Manoj nos explicó que el ojo Izquierdo del Buda representa la Sabiduría, y el Derecho, la Compasión, y volvimos a recordar… el mismo ojo izquierdo que Horus, Odin e Izanagi habían perdido o buscado para obtener la visión de la sabiduría universal. Era interesante también que por todos lados había la figura sagrada de dos ciervos sentados frente a la Rueda de la Vida o Sabiduría. Manoj nos explicó que esa rueda representaba a la Sabiduría que el Buda obtuvo en su Iluminación en el monte, y que los dos seres más cercanos a él en ese momento, eran dos ciervos. Por eso, ambos ciervos fueron sus dos primeros discípulos; al ser los primeros en escuchar la sabiduría de Buda, el primer diálogo que tuvo tras su iluminación, los dos ciervos se convirtieron en sagrados para los budistas.

Caminamos por dentro de la Estupa, es decir, por su techo, ya que todas las estupas permanecen cerradas por completo. Ésta, dicen que está llena de miles de estatuillas pequeñas de buda, y eso la hace única y sagrada. Como tardaron unos 12 años en hacerla, Katmandú celebra una gran fiesta cada 12 años que culmina en una gran celebración alrededor de esta Estupa.

Allí pudimos ver y explicar lo que comprendimos sobre los cilindros giratorios con la inscripción del mantra Om Mani Padme Hum, que todas las personas, peregrinos, creyentes y visitantes, deben girar en el sentido de las agujas del reloj al pasar, mantralizando esta oración. Éstos, son constantes vórtices de apertura de portales de conciencia entre el cielo y la tierra.

En Nepal, en Tibet, en la India y en Bali, hay constantes vórtices abriéndose y conectando a la conciencia colectiva con la divinidad. Esos cilindros giran constantemente, todos los días, movidos por la voluntad y fe de tantas personas que los mantienen en funcionamiento. Al salir, sentimos que debíamos mover esa energía por nosotros y por todos ustedes que estaban en conciencia con nosotros… Estiramos la mano, y comenzamos a caminar alrededor de toda la gran Estupa, girando los cientos de cilindros que se encuentran en sus muros y pórticos.

Entonces, sentimos una enorme energía moviéndose. Sin dejar de repetir el mantra, estuvimos en meditación activa durante un largo rato alrededor de los ojos.

Nepal nos estaba observando con los ojos de Buda, y la energía espiralada que iniciamos al atraer con nosotros toda la conciencia que en resonancia a nuestros pasos se unía desde el ser de cada uno de ustedes, formaba un bello embudo de luz. Desde una tienda, sonaba en toda la plaza el mantra cantado por monjes, mientras lo repetíamos haciendo girar cada cilindro.

Y luego recordamos:

“…Enciendan la luz, el interruptor esta frente a ustedes, estiren sus manos y la Luz brillará entre donde los monjes esconden el Vientre…”

¡Era tan obvio! Cada cilindro formaba parte de un gran interruptor de luz, el cual para activarlo, no hacía falta más que estirar las manos y moverlos, para que la Luz brille… allí donde los monjes escondían el vientre en su manto amarillo.

Nos sentimos plenos al hacerlo, y sentimos que realmente estábamos dejándonos regalar las miradas, abriendo el alma, y reconectándonos nuevamente con esa luz. Nos estábamos tímidamente dejando ver otra vez.

En eso, Gaby recordó que había un detalle que le había llamado mucho la atención el día anterior, y que era una de las claves a seguir teniendo en cuenta lo que Alcho había canalizado: “La espada de Lis del guerrero, es lo que el plexo regala…” Gaby había visto en la segunda estupa más antigua de Katmandú, como decorado de un techo, todo un bordado de bronce de Flores de Lis.

Sin dudarlo marchamos hacia esta antigua plaza, rodeados del típico caos de la ciudad, esquivando apacibles vacas que paseaban entre las tiendas, rodeados de gente y miles de motos, entre los cableados más extraños que pudieran observarse, y escoltados por camionetas bendecidas por el antiguo nombre de la Madre María: Mahindra.

Manoj nos explicaba cosas de Nepal, como que hasta 2006 había sido una monarquía, pero que ese año, hubo una pacífica revolución que aclamó la República Democrática.

Llamaron a elecciones y pusieron unos 60 parlamentarios para escribir la constitución. El problema es que 6 años más tarde el Parlamento contaba con 600 miembros y media página de constitución sin acabar. Habían pasado claramente de la Monarquía a la Anarquía. Nepal ahora era de los países más pobres del mundo, pero el más libre de Asia, tanto así que en esos 6 años, hasta aprobaron el matrimonio igualitario, algo que a países muy democráticos les ha llevado décadas.

Algo que también nos llamó la atención, es que en el último tiempo, según nos comentó el guía, muchos argentinos había visitado Nepal, con gran afinidad, algo que los Nepalí reciben con mucho amor, ya que nos contó el extraño amor que este país siente por Argentina, a lo que agregó que en época de campeonatos de fútbol, mientras que el resto de Asia apoya a Brasil, toda Katmandú se llena de banderas argentinas y se tiñe de blanco y celeste.

Cuando llegamos a la Plaza, tuvimos que subir unas largas escalinatas hasta encontrar esas flores de Lis. Manoj dijo que aquí no significaban nada, pero de todas formas, algo hacían allí.

La espada de Lis, es también llamada la Cruz de Santiago, la cual es una espada formada por esas flores, una cruz templaria que oculta más significados aún. La flor, es un símbolo femenino de gestación y renacimiento, y si veníamos hablando de la madre, el camino de la unión femenina podía tener algo que ver con esa flor… una madre, o una joven… o una niña… Lis…

Por todos lados encontramos dos símbolos que el mundo no puede comprender unidos: La Esvástica y la Estrella de David, unidos en uno.

Manoj nos explicó que ambos símbolos provienen del Nepal, Pakistan, norte de la India. La raza Aria era a quien se le habían otorgado ambos símbolos, uno de fuerza y rotación, de transformación y regeneración, y el otro de sabiduría, armonía, evolución, equilibrio. Ambos debían permanecer unidos, pero hace miles de años, sus hermanos se pelearon entre sí y dividieron sus reinos. Cada tribu tomó símbolos, y permanecieron ocultos o revalorizados.

Tras las migraciones Arias, las culturas indoeuropeas llevaron las lenguas y tradiciones a lo largo de Siberia, Europa y Medio Oriente, depositando allí sus símbolos.

Hitler era un reconocido ocultista que amaba la historia antigua y sus orígenes. Como en sus estudios sabía que la raza germana procedía del centro del Himalaya, adquirió toda su simbología para unir a los pueblos. El problema fue que volvió a surgir el conflicto kármico con sus hermanos, y un nuevo desastre se generó.

Como los humanos adoran a los símbolos por alguna extraña razón, hoy, es difícil volver a poner en sintonía lo que realmente significan. La Esvástica, no es nazi, sino budista, y representa la rotación de la sabiduría, que representa la estrella de seis puntas. Hoy el mundo está dividido por símbolos, que se complementan, y por eso el mundo está en un gran desequilibrio.

La flor de Lis nos guió a ver otro de los pasos de nuestro camino, y cómo éstos se unen en la Madre, algo que comprenderíamos más tarde en la Siberia Rusa. Pero aún faltaba algo.

Ni bien llegamos a las puertas del templo, nuevamente comenzaba una ceremonia. Ingresamos, y lo que vivimos fue increíble.

Nos descalzamos y sentamos en el interior. Unos 10 o 15 monjes, entre ellos unos 4 jóvenes y 3 niños, estaban entonando mantras mientras utilizaban todos los típicos instrumentos tibetanos. El didjeridoo de metal, flautas, platos, y dos enormes tambores. Estar dentro de ese pequeño cuarto con esa magia de sonidos, hacía que nos revolvamos en luz, que nuestros chakras exploten, y que la luz nos mostrase una nueva señal que se hacía realidad.

Los tambores entonaban un potente latido entre sonidos que unían remanencias de Australia y de Galicia y Escocia, con cantos tibetanos, todo nos hacía sentir dentro del pequeño pecho de una niña. El corazón latía fuertemente, y lo que los sonidos movían en nuestro interior, nos mostró la apertura de nuestro camino.

“El latido del corazón de una niña fue hecho a partir del árbol que enraíza el Ne-pal. Escuchen sus consejos, el construir no siempre significa forjar, sino unir con delicadeza...”

Imágenes de una niña se venían a mi rostro. Una niña que era más bien una joven que gigante danzaba entre las altas montañas del Himalaya. Los ojos de un gato aparecían de frente… y recordé: Tara. Una gatita que había nacido en mi casa de Barcelona y que no podíamos cuidar, se la regalé a Elena, y ella la nombró Tara. La diosa del Ne-Pal que forjó las raíces de Tibet. El cruce de las montañas que parecían raíces ancladas entre ambos lados que se unen por la devoción del Cielo, unidos por una joven, una niña… la misma esencia defendida por Lis, la espada que seguíamos en el gran Camino de San Iago en Galicia, nos conectaba con la sutileza del Unir con delicadeza las verdades y procesos.

Nos enseñaba a través de esa danza, que no era necesario forjar, pues era tiempo de Unir. La delicadeza de esa princesa nos mostraba la sencillez con que podíamos hacerlo, con alegría y felicidad, con el suave movimiento de la vida.

El Secreto de Katmandú yacía claramente en donde menos uno lo espera… en lo Cotidiano.

Envueltos en el latido de esa niña, nos sentimos flores resurgiendo otra vez.

Esa noche nos despedimos de Gaby, quien volvía a apoyar a su madre en sus últimos pasos en la Tierra hasta antes de volver a Casa.

Y nosotros, con los ojos bien abiertos, nos encaminábamos al último punto de nuestro recorrido por el Plexo: el Baikal.

Ninguna Llave quiso quedarse en Nepal, pues nos dijeron en cierta forma que la única puerta que estas tierras se disponían a abrir, eran las de nuestro propio interior.