El Fin de las Tierras
Como habíamos visto en Irlanda,
Galicia era el último punto de la liberación de aquellos gigantes que en su
momento habían subido por Iberia. Aquél punto, era llamado el Final del Mundo, último
sitio del mundo conocido donde se ponía el Sol.
Desde hace miles y miles de años,
cientos de personas realizaban un largo peregrinaje, que a algunos tomaría años
realizar. El objetivo era llegar a lo que en latín se conoció como Ara
Solis, o Altar del Sol. Este
punto del planeta, se llamó el Fin de las Tierras, o Finis Terram, lugar a
donde tantos peregrinos llegaban desde los más recónditos rincones de Europa,
para honrar al Sol en su más lejana partida.
Ara Solis, era conocida por tener
un antiguo altar celta dedicado a la diosa Danu,
justamente, que miraba al mar y al sol en su marcha. Muchos reconocían este
camino como el Camino de la Diosa, de las Estrellas, la Vía Láctea en la
Tierra, un camino de Reconexión, de Transformación, y cada paso dado en él, producía cambios en
la vida.
Tanto fue así, que incluso, hace
siglos, a los presos se le daba dos opciones: o ir a la cárcel, o hacer el
Camino a Fisterra (en gallego). Este camino purgaría su vida, y si llegaban al
final, eran liberados y perdonados.
Milenios después de aquél gran
peregrinaje, desde el sur, una barca llega portando el cuerpo del Apóstol
Iago. Su destino estaba más al norte de España, pero a mitad del
camino, la carreta que llevaba su cuerpo se rompió, y no hubo forma de seguir el
camino. Por eso, todos supieron que el apóstol sabía que debía estar en esas
tierras que mantenían un legado del cual ellos eran parte, y por eso mismo,
sobre aquél sitio, construyeron su tumba y una gran Catedral, la catedral de San Iago. Así, tras la llegada del
Cristianismo, el Camino a Fisterre se convirtió en lo llamado: Camino Pagano, mientras que ahora, el
recorrido, finalizaba unos 100 km antes, en la Catedral de Santiago de
Compostela.
Nosotros veníamos haciendo un
camino de transformación, justamente en el Camino de Estrellas, siguiendo el
paso de la Diosa, habiendo comenzado en cierta forma desde Armenia, y sabiendo
que aquél gran Paso a realizar, sería Finisterre, el Final de las Tierras.
Por eso mismo propusimos
encontrarnos todos allí, un Encuentro de Caminantes. La sorpresa fue el
recibimiento que tuvimos por parte del Pueblo de Finisterre. Su teniente
Alcalde, Santiago, y la encargada del Albergue de los Peregrinos, Begoña,
dieron todo de sí para ofrecer a nuestros Caminantes de Isis la mejor acogida.
Ambos nos dijeron que la situación
de la gente llegando, les hacía recordar al Prestige, pero esta vez de una
forma muy diferente.
El Prestige fue un barco petrolero
que se rompió cerca de la costa gallega, llenando la Costa da Morte de crudo, petróleo. La situación de tanta gente
llegando, les hacía recordar esta situación, pero ahora, era de otra manera.
Les explicamos que España y
Portugal forman la cabeza y rostro de una persona, y que Galicia, es la frente
de la misma. Finisterre, pues, está en el sitio del Tercer Ojo. Esta pequeña
península tan sagrada para miles, buscando allí la luz, la visión amplia, el
cambio desde hace miles de años, representaba justamente la visión del nuevo
Mundo. Estaba mirando al frente, hacia América… y justo cuando quería empezar a
abrir los ojos… un barco petrolero tapa su visión de espesa grasa negra.
En aquel momento, comenzaron las
arduas tareas de limpieza, las cuales coordinaba Begoña, con su dulce
personalidad, pero con un fuertísimo carácter gallego.
Pero aquella limpieza fue física, y
nosotros, haríamos la energética.
Los elementales se mostraban
descontentos desde hacía muchísimo tiempo, pues ya no se los veneraba y se
convivía con ellos. Habían convertido la parte alta de la península en un
basural que costó años limpiar y recuperar. Justo allí, por más que nadie en el
pueblo lo entendía, decidimos hacer el encuentro. Esta vez, con el Corazón de
la Tierra, hacer latir Finisterre y abrir el Tercer Ojo de España.
El 10 de Junio nos
encontraríamos todos allí, y la consigna era: traer lo que cada uno tenía para
hacer la labor.
Nos habían dicho en Egipto, que ese
día no pasaba nada en las estrellas que marcasen una fecha importante, porque
ese día nos tocaba brillar a nosotros… Fue por eso que justo ese mismo día, no
dejó de llover en todo el tiempo. Las nubes nos impedían ver el sol, y todos
estuvimos mojados. Pero esto sucedió así, pues ese día, nosotros debíamos ser
el Sol desde la Tierra.
Llegar al fin de las tierras con el
objetivo de honrar a los elementales, de visitar nuevamente tras miles de años
otra vez el Ara Solis, y activar con conciencia ese camino, era fundamental
para cumplir con la activación de la Conciencia del Corazón.
Pero por nuestro lado, Finisterra
hizo todo lo que tenía que hacer con nosotros: darnos vuelta.
Durante todos los días que
estuvimos allí, vivimos procesos intensos, tanto Diego como yo, y otros a
nuestro alrededor, en que nos enfrentaron a todas las energías del viaje.
Nos habían dicho:
Finisterre es un fin, es el Cambio, y allí
deberán cambiar…
Nosotros nos detuvimos, y toda la energía que
venía detrás nuestro, nos aplastó. Esto nos puso en un fuerte proceso emocional
y espiritual, en que nos vimos forzados a crecer y reconocernos, en el que
muchas cosas empezaron a salir de todas las que teníamos guardadas, y pudimos
expresarnos.
El dolor por la incertidumbre del
plan, por el temor a los humanos que hacía tiempo tenía, las confusiones,
emociones, egos, todos los procesos comenzaron a surgir. El dolor o pensamiento
de que sentíamos que muchos no habían venido por ellos, sino por vernos a
nosotros, nos hizo también flaquear.
No sabíamos si estábamos haciendo
realmente lo que debíamos hacer… y Finisterre nos decía que debíamos cambiarlo.
Caímos en cama, y no había forma de levantarnos… los Guías no hablaban, no
había mensajes, ni meditaciones que hacer, pues ninguna información estaba
bajando. Sólo escuchaba: Silencio, ellos
han venido a descubrir que son ellos quienes deben actuar.
Entendía eso, pero la
responsabilidad humana de no poder estar o guiar, me alteraba… Diego tuvo que
enfrentarse a dirigir las situaciones, algo que lo agotó y dejó sin energías durante dos días.
Finisiterre no fue un simple
encuentro, sino que fue un fuerte choque con nosotros mismos.
Creí en ese momento que no
podríamos hacer el salto a América. Nos decían que la energía de allí, era muy
diferente a los demás continentes, y que no podíamos entrar arrastrando estas
energías de los otros y de nosotros mismos. Un quiebre era necesario para poder
Ver y Escuchar, y en esos días, aprovechando la potencia energética que todos
lograron irradiar desde la Península, pudimos comenzar a hacerlo.
Desde la Playa de Mar de Fora, se
abrió un ancho camino de luz con la presencia del fuego.
Edward, de Estados Unidos, trayendo
la energía de la voz, cumplió con la labor que debíamos realizar… el Plan
siempre tiene suplentes, el Plan continúa con o sin nosotros, y eso debe
entenderse.
Todos allí comprendieron esa noche
que ellos habían venido a hacer la labor a Finisterre, que su corazón vino a
ofrecerse a la Tierra, a Galicia, y no a esperar un acto de Harwitum. Podíamos
al fin salir de las Etiquetas…
La gente, ¡ustedes!, abrieron su
corazón, y una coraza empezó a abrirse… pero algo sucedió… la llave de la
Conciencia no podía ser lanzada… un comunicado llegó a Diego: siempre entregaron los dos juntos las
llaves, y deberá ser entregada por los dos, o por ninguno.
En ese momento, la llave no pudo
ser lanzada.
Estando los dos en semejante
proceso, nuestros corazones no iban a ser objetivos con la energía que debía
depositarse allí. Todos abrieron el puente, para que esta labor pudiera
cumplirse en los dos días siguientes.
¡TODOS BRILLARON! Y así, salió el
sol.
A los dos días siguientes, ambos
seguíamos en un duro proceso, y ahí entendí que la llave, no podía ser
entregada a semejante sagrado lugar, con la energía que teníamos los dos en ese
momento, pero sí podía hacerlo la persona más pura de corazón, el alma que más
nos había enseñado a todos en toda nuestra estadía en Fisterra, la mujer que
más se había conectado con la labor, que sabía qué hacer y decir en los
momentos adecuados, y que realmente había abierto su Corazón a todos y a la
tierra.
Ella era Montse (derecha), la mujer más
sencilla del encuentro, y la más sabia de todas. Sus palabras nos hicieron
despertar, llorar y sonreír, y logró hacerme ver lo que realmente debía yo
mismo ver… Ella era la mujer que habían traído para limpiar. Lavaba el suelo,
los platos, la ropa, y cocinaba… hablaba poco, muy introvertida, y a veces
parecía un fantasma pasando por el pasillo, pero día a día su presencia nos
demostró que la grandeza se oculta en sitios donde muchos no queremos ver.
El último día, fue ella quien entre
las rocas de los acantilados de Mar de Fora, entregó la llave número 25 al mar
con un profundo y emocionante discurso de amor a la Gran Madre.
Su completa entrega al plan, y el
haber despertado ampliamente en esos días, nos demostró que las personas están
al servicio de la tierra con el corazón pleno, simplemente, hay que dejarles
hacer, cada uno sabrá cual es su parte.
En Finisterra, todos supimos cual
era nuestro papel, todos supimos que un camino había sido trazado con una
intención, y los hechos fueron otros, hechos que nos despertaron, que nos
hicieron ver muchas cosas en muchas dimensiones.
España abría sus ojos, y nosotros,
comenzábamos a hacerlo también.
En su más lejano punto, un busto de rostro familiar nos mostraba que el Universo había planeado nuestro Camino hacía muchísimo tiempo, y que había puesto todas las señales allí para enseñarnos que no importa lo que sucediese, siempre iban a estar para nosotros. Justo a un lado del Faro de Finisterre, hacía unas dos décadas, precisamente el día 10 de Junio, alguien había puesto allí un busto de José de San Martín, libertador de los países Andinos, sobre tres piedras en las cuales estaba grabado: Chile, Perú y Argentina.
¿Por qué en ese mismo sitio, el punto en que se nos mostraba la apertura de la visión de la Gran Madre, estaba aquél visionario masón que en sus sueños, guiado por por el Cóndor, supo que debía liberar a los Andes del poder español... observando el horizonte, sobre los tres últimos países del mundo que Harwitum visitaría... la Gran Mujer Gestadora?
Hablando con Edward aquel día 11 de Junio, me di cuenta de varias cosas que inconscientemente sabía.
El día 10, había terminado un período importante en el Calendario Maya que implicaba un cierre de cosas viejas, para que el 11 comience algo nuevo. Todos ese día, utilizamos la energía para liberar patrones viejos de la región que permitiesen una nueva visión del mundo.
A su vez, dio contexto a aquella extraña situación de la espada en Escocia... Sin que explicase yo este hecho, comenzó a hablarme de los Templarios, haciendo alusión a la Flor de Lis, un triángulo que debía activarse en tres puntos, los elegidos por los templarios para custodiar el conocimiento antiguo: la zona de Portugal y Galicia era una, el sur de Francia otra, y la última Escocia.
Esos tres puntos eran los que debían activarse para poder llevar a cabo el plan en América. Construyeron Roslin como nodo de expansión de una energía, con el fin de utilizar la vibración de la bahía de Edimburgo como eje para llevar la información a todo el mundo a través del plano sutil magnético, a lo que agregó, que justamente allí, se cruzan todos los nodos de la comunicación planetaria, y por eso los antiguos buscaban construir sus templos de poder allí, para que sus mensajes lleguen al mundo... Razón por la cual también, fue allí construida la famosa torre de Comunicaciones, la primera de la historia: la torre de Alexander Graham Bell.
Los templarios sabían que utilizando esa energía, podían reorganizar la frecuencia del planeta y comenzar una nueva era, pero para eso, debían llegar a obtener la mayor energía de todas: los Nodos Planetarios de América.
la línea potente de las montañas Rocosas de Norteamérica y los Andes de Sudamérica, tienen vórtices de energía fundamental para el nuevo flujo de sabiduría y sociedad en el planeta. Eso llevó a los Templarios a construir templos y buscar los límites de aquellos vórtices (como por ejemplo la iglesia templaria de Capilla del Monte), y de esta manera, poder utilizar la energía planetaria como lo habían hecho hace milenios.
El problema fue que en esa misma época, comenzó la Inquisición. Surgiendo la idea desde Roma, los países que la llevarían a cabo serían los que conforman la Flor de Lis: Francia, España, Portugal y Bretaña, pero esto sucedería debido a que tras la quema de los templarios y el hurto de todo el conocimiento impreso de la época por parte del Vaticano, éstos supiesen sobre el poder de los nodos planetarios.
Así, por más que unos cuántos hayan ido a América por el Oro, para muchos eso era sólo un pretexto banal.
El oro podía tenerlo cualquiera, pero la red magnética que controla el sistema... no. Fue por esto que la Inquisición se llevó a cabo a lo largo de estas dos Cordilleras, conquistando cada nodo, y construyendo sobre los mismos una Iglesia, Catedral o Ermita. De esta forma, el Cristianismo se extendería en la Conciencia Colectiva, y el Vaticano se haría con el control de la Red.
Sí, sé que parece amarillismo... Como en todos lados, hay buenos y malos... pero el Plan es neutral, y los usa a todos para lograr su cometido de una u otra forma.
Hoy la red es visible, y era momento de revitalizarla. Pronto sabríamos las claves para hacerlo... pero los nodos estaban a la vista, la historia nos mostraba el porqué y desde dónde... y los hechos nos decían que la herramienta para hacerlo, era el Sonido.
Supimos pues, en Finisterre, que el mensaje era diferente para América. Allí había que reactivarse el Camino magnético de la Red de norte a sur. Desde la Flor de Lis del Corazón Planetario, nos lanzábamos a seguir el camino trazado por los Antiguos, Templarios, Vikingos, Celtas, Masones, Egipcios, Atlantes, Incas, Mayas, Hopi, y tantos otros, que indicaban cómo realizar el Gran Despertar.
El sol se ponía, y todos lo
honramos como hace milenios se hacía… un nuevo aire se respiraba, y América nos
llamaba a cambiar desde el otro lado del océano.
Sólo quedaba una última gran
prueba… y la falla de Islandia nos ayudaría a encontrarla…